Venga, que no pare la fiesta. De los creadores de «Las vacas locas os van a dejar el cerebro espongiforme, es decir, con más agujeros que un queso de gruyes», «La gripe aviar os hará zombis cutres, y no de los guay que salen en la serie Walking Dead», junto con los productores de «No hagáis mas barbacoas que los choricitos criollos son armas letales», y los creativos de «El ébola dejará la cosa muy malita», nos llega el último grito en paranoia apocalíptica «El zika, ahora sí que sí, vais a morir todos y ya». Son únicos para generar miedo estos de la OMS, claro que por eso trabajan para diferentes lobbies como el de los medicamentos, aunque ellos nieguen su influencia.
A los que mueven hilos de poder, del tipo que sea, les va de perlas que las tropa de a pie, que el ciudadano mondo y lirondo viva con el susto metido en el tuétano. Un pueblo cagado de miedo es dócil hasta la náusea, eso es así, si alguien duda que le pregunte a Gengis Kan.
Ahora andan los mandamases patrios, presentes y pasados, haciendo un llamamiento a una gran coalición política entre los partidos de toda la vida y los que se comportan como si fueran de toda la vida, porque sin un nuevo gobierno el país se hundirá, se irá todo al carajo, y el caos se instaurará para siempre. Cada día despertamos con los mensajes catastrofistas de algún dinosaurio político diciendo la suya para inocular el miedo. No sé, queridos lectores, pero no parece que Bélgica sea un país desorganizado y caótico, y estuvieron más de 500 días sin gobierno porque no se ponían de acuerdo.
Tal vez, después de sufrir gobiernos tan corruptos y arrogantes, lo mejor que nos puede pasar es un largo impasse sin gobierno definitivo. Que se instale, por fin, entre la clase política la sensación de que sus sillones no son para siempre, y que aunque se sigan pasando la ética por el forro, el miedo a perder privilegios les mantenga moderadamente honrados. Algunos dirán que me paso con ellos, pero viendo como lo han saqueado todo, robando a manos llenas y legislando sin un ápice de humanidad, creo que me quedo muy corto.
El horror que causa las muertes provocadas por un virus nuevo, o por un cruel atentado es normal, porque su efecto es devastador y rápido, Pero ese pavor no debería eclipsar que el hambre mata más que los virus, y que la enorme desigualdad social mata más que los actos de terrorismo. Para nosotros es más palpable el miedo a perder el trabajo y caer en la indigencia, o a estar parado y no encontrar un trabajo digno nunca más, o estar enfermo y morirte sin ser atendido, o a que tu hijo tenga cualidades para estudiar en la universidad, pero sin pasta no le puedas mandar, el miedo, en definitiva, a la exclusión social y a no poder vivir dignamente.
Parece que en 2017 Japón, como no, contará con una planta de producción de lechugas que estará completamente automatizada de principio a fin porque los robots se encargaran de plantar, cuidar y recolectar las lechugas dejándolas lista para su venta, así se ahorraran un 50 por ciento de coste laboral porque los robots no se quejan nunca, ni tienen un familia que alimentar, ni les duele nunca nada, ni tienen esas manías que tenemos los humanos de sentir inquietudes y tener emociones. Todo muy limpio, todo muy aséptico, pues que quieren que les diga, a mí esto sí que me asusta. Pero que nadie se fie de los robots, porque ya se sabe que los que no sienten miedo, son realmente los peligrosos, palabrita de cobarde.
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