En casa de mi abuela Paula, en la salita, junto al balcón que daba a la calle Dr. Orfila y encima del escritorio había siempre el Flos Sanctorum. De niño, cuando yo iba a su casa, me gustaba sentarme en uno de los balancines de la salita y leer alguna de las vidas de santos. También compraba yo cada mes las vidas ejemplares que salían en forma de comic la vida de algún personaje interesante como Chopin por ejemplo.
En mi casa leía las distintas biografías que había escrito Stefan Zweig, creo que las teníamos todas. Siempre me gustaron sus biografías noveladas. Escribía muy bien y te daba el sabor de la época y una visión del personaje, de Robespierre a Erasmo, tenía un amplia colección de personages cuyas vidas eran apasionantes.
Era eso en la época de niño en que no sabes qué vida vas a construirte y miras hacia adelante con cierta ansiedad. En todas esas biografías, fueran de santos o de revolucionarios, de reyes o intelectuales, encontrabas lo importante que es tener algo que te ilusionara que te empujara a vivir una vida llena y feliz porque vas realizando lo que has soñado. Ese sueño que no necesariamente tiene que ser grandioso, no se trata de salvar este mundo o llegar a la santidad en el otro. Cualquier sueño que llene tu vida es suficiente.
No veo en los tiempos presentes que se fomente mucho este tipo de lecturas. Si miro los periódicos, tanto da del país que sea, hay siempre una sección de celebridades. Nos cuentan toda clase de estupideces sobre las vidas de esa gente que solo se dedican a hacer tonterías para salir en la prensa. Ese es su negocio. Eso sí, fotos de esas personajes semi-desnudas o desnudas del todo se propagan diariamente a través de la prensa.
La única ilusión que parecen tener esas celebridades es acumular dinero sin tener que trabajar mucho para ello, solo exhibirse es en muchos casos suficiente. El acumular dinero se transforma en el mensaje que se transmite a todos, niños incluido. ¿Para qué se quiere este dinero? En muchos casos no esta muy claro y parece que se acaba invirtiendo en consumo de drogas y otras actividades parecidas. Por eso muchos de esos personajes acaban pasando temporadas en centros de rehabilitación. ¿Es ese el objetivo de una vida?
Hace unas semanas fue la ceremonia de los Oscars. Un acontecimiento anual, ocupó la primera plana de la mayoría de periódicos. Pero ¿qué es lo que realmente se discutía en primera plana? No eran las películas. Ante todo los sofisticados vestidos de las señoras que a pesar de estar hechos con abundante ropa tienen vacíos estratégicos que permiten contemplar las partes más atractivas de sus cuerpos. También abundaban comentarios sobre quien no aplaudía a quien, fotos de sonrisas falsas y otros mil detalles irrelevantes.
Uno puede pensar si para los Oscar hay primera plana para los premios Nobel también la habrá. En general no es así ya que allí no asisten señoras con escotes profundos ni celebridades. Las personas que reciben esos premios no tienen interés para el público, excepto en algún caso del premio Nobel de la Paz en los que suele haber controversia. Ya si me refiero a los premios Abel, el equivalente al Nobel en Matemáticas, estos premios casi ni se mencionan en la prensa.
En un estudio reciente hecho en Bronx y Harlem muestra que los estudiantes que leyeron sobre las vidas de científicos, de sus luchas y problemas para conseguir lo que buscaban, mejoran su estudios en ciencias comparado con los que solo leyeron sobre los resultados de estos mismos científicos. En estos estudios participaron unos 400 estudiantes, numero que ya es significativo para tomar en serio los resultados.
Creo que es muy importante para quienes empiezan a tomar control sobres sus vidas el tener ejemplos de lo que realmente significa vivir, tener ilusión por lo que se hace y tenacidad para conseguir lo que se busca y que eso no sea simplemente acumular dinero sino algo que de sentido a la vida. Cada uno tiene que desarrollar su propia vida, cada vida es única, pero el ver las luchas y las ilusiones de otros ayuda a descubrir tu propio camino. No pretendo volver a los tiempos del Flos Sanctorum, pero hay muchos ejemplos a seguir que no son precisamente los que se nos muestran.