Vivió el final del franquismo y la Transición en las corresponsalías de La Vanguardia en Londres (1974-1980) y Washington (1981-1982). Lluís Foix, siempre observador, mirada crítica, juicio certero, fue efímero director del histórico rotativo catalán. Solo seis meses, «perquè no donava prou suport a CiU», revela.
Es el autor de un espléndido aguafuerte, Aquella porta giratòria, en referencia al icónico acceso a la antigua sede de La Vanguardia en la calle Pelayo, 28 de Barcelona. La presentación en Menorca del Premi Josep Pla 2016 tendrá lugar hoy en la biblioteca de la Fundació Rubió i Tudurí con la intervención del autor y el economista Miquel Seguí Puntas, consejero de Editorial Menorca.
Foix dedica dos capítulos a Menorca (Un any a Menorca y El diari des doctor Seguí) que despiertan el interés de los menorquines para asistir al acto que vamos a celebrar esta tarde, en el marco de las actividades del 75 aniversario de MENORCA «Es Diari». Contamos con un protagonista de excepción, que nos descubrirá, desde otra visión, el rotativo insular de los años 60 así como el papel clave desempeñado por el doctor Mateo Seguí Mercadal.
Estas memorias profesionales son calificadas por el notario Juan José López Burniol como «una crónica en blanco y negro de una época del periodismo barcelonés». Sostiene Lluís Foix -al evocar aquellas redacciones en las que «se hablaba, se bebía, se fumaba y se criticaba mucho»- que el periodismo ha cambiado hoy calidad por inmediatez y que los periodistas nos hallamos ahora en un situación más frágil.
Foix nos hablará de su etapa menorquina y del doctor Seguí, pero también sobre la socialización del oficio de periodista, la futbolización de la escritura y los impactos de la Red. Porque este periodista de raza reivindica la ironía y la lectura atenta de Pla, Dostoievski y Tolstoi para escribir bien y entender el mundo.