El trabajo no es lo que era. Aunque sea una actividad humana ineludible y a veces ingrata, la palabra tiene múltiples significados, expresiones históricas variadísimas. Desde los esclavos a los altos ejecutivos, sus condiciones pueden ser muy diferentes. El trabajo en los albores del siglo XXI se está transformando de forma vertiginosa. Los puestos de trabajo se destruyen, se transforman, pero también se crean o se renuevan con cada nuevo invento, con cada novedosa necesidad de la sociedad abierta y sus enemigos. Como cansa, necesitamos un respiro tras la jornada laboral. Lo que para unos es ocio, para otros negocio. Y para que unos descansen, muchos trabajan.
Tesoro o maldición. Hay gente a la que le gusta su trabajo mientras otros lo odian. Gente que lo hace bien, pero también encontramos los que lo hacen fatal: con torpeza, desidia o desgana. Hay millones de explotados. Y explotadores sin escrúpulos que solo piensan en su propio beneficio.
La maquinización le afecta. Si tu trabajo puede hacerlo un robot, empieza a buscar alternativas.
Trabajos nuevos y trabajos moribundos. El trabajo dignifica y nunca debería menoscabar la dignidad de las personas. Crear riqueza es fruto del ingente esfuerzo colectivo. Las rencillas son normales en el mundo laboral pero no deberían ser paralizantes. Nos quejamos cuando hay mucho y nos quejamos cuando hay poco. Lo peor es el paro: un disolvente social que oscurece cualquier futuro.