Temes que no os quedará otra: tomaros un diazepam antes de escuchar y/o ver un informativo. A no ser que deseéis morir en el intento: nueva y masoquista manera de suicidarse. Sí –lo sabes- te dirán que te queda la opción de la ignorancia, esa que, según defienden algunos –y acabará siendo cierto-, da la felicidad. Aunque sea la de los imbéciles o iletrados. A lo que tú -¡natural!- contestarás que en el mundo de las nuevas tecnologías las noticias te llegan incluso en contra de tu voluntad y por todas partes… Huir de ellas es tan difícil como que un ladrón exija mayor número de cárceles o que un culé anhele fervientemente que el Madrid gane la Champions… Pero es que estás/estáis hasta los mismísimos (¡y perdonen ustedes la expresión!) de la miseria moral vuestra de cada día; de vuestros sueños rotos de cada día; de los corruptos vuestros de cada día; de… Hubo un tiempo en que un iluminado –hay algunos en los psiquiátricos, pero la mayoría campa libremente a sus anchas- dijo que eso de los valores era algo de reaccionarios, cuando, en realidad, era simple exigencia de biennacidos. Y la idea -como todo lo malo- arraigó en este país tan proclive a la charanga y pandereta machadianas… He aquí la recolección de lo sembrado. El agua de la desfachatez os llega ya al cuello… El agua en la que nadan –siempre con su conciencia tranquila a cuestas- políticos y sindicatos, actrices y actores, directores de cine y banqueros y, si te apuran, hasta el vecino del 6ºD, el que se enorgullece, día sí y otro también, de cobrar en negro, sisar a su empresa y piratear la wifi del compadre del 5º B... Y hasta las Manos Limpias, con tufillos extremistas, resultan no estarlo tanto…Incluso los héroes del balompié se apuntaron a lazarillos. Y es que, en esta esperpéntica nación, las cosas hechas precisamente con el pie son las que triunfan…
Puede –se te ocurre ahora- que en las redes sociales (que esa es otra), en las que anonimatos varios hacen surgir el Hulk que todos, más o menos, lleváis dentro; que en esas, sí, acaben por hacerse apuestas sobre a qué ámbito o esfera pertenecerá el corrupto que amanecerá mañana. ¿Será torero? ¿Será princesa? ¿Será artista? ¿Será payaso? ¿Será guionista? ¿O será fontanero? Que, en esta feria de vanidades y codicia, no se salva ni el tuerto de la esquina…
Y, por si fuerais pocos, parió la abuela… La nueva política, los círculos revolucionarios, la participación ciudadana, el espíritu de Sol y las emergencias sociales, una vez institucionalizadas, se han mudado en un «dame este cromo que yo te cedo este otro…» Y si te mueves, ¡tate!, que no sales en la foto… ¿Les suena?
¿Para qué seguir? Como no sea para vomitar…
Por eso -lo aceptas- únicamente te queda/os queda recurrir al diazepam para poder adentrarse en el meollo de lo que acontece. A no ser que, como has afirmado al principio de lo que sea ya esto, quieras suicidarte y de manera extremadamente dolorosa…
- ¿Cómo? –te preguntas-.
- Tal vez sí…
Tal vez os quede otra opción. Y es la de daros un chute de optimismo… De valores éticos (¡con perdón!). Soñar, en definitiva, con otro tipo de informativos en los que se dé cuenta de esos padres anónimos que, ante el desahucio de un hijo, lo acogen (a él y a toda la parentela) de nuevo en el hogar, a pesar del corsé de su pensión; de esos abuelos metidos a guardería que, en silencio y sin aspavientos, hacen posible la tan cacareada conciliación familiar; de esos voluntarios nocturnos que recorren diariamente las calles de Madrid alimentando y ayudando a los que no tienen techo; de Caritas, institución de la Iglesia Católica (¡vade retro!) que hace posible que más de un millón doscientas mil personas vivan en España, hoy, con dignidad; de todas las ONG que, en espera de la utopía, deciden luchar contra la realidad hiriente; de…
Preciosos informativos, sin duda… Aunque –temes- Telecinco y compañía no estarán, probablemente, por la labor…