Lo cortés es felicitar al PP, que ha ganado las elecciones del 26-J, sin paliativos, una victoria clara sobre una izquierda como casi siempre, y ahora más que nunca, fragmentada, que no se da ni cuenta que el PP necesita que Podemos exista y que de no existir, habría que inventarlo, con un poder de convocatoria lo suficientemente atractivo para que actúe como muro de contención del voto socialista, de manera que los votos que no van directamente al PP, se los reparten, mayoritariamente, Podemos y socialistas. De esa división se beneficia el PP. Alguien acertó un día a decir «divide y vencerás». Por eso Podemos ha encontrado las puertas abiertas en cadenas de radio, canales de TV, prensa, tanto de papel como digital. Es como si unas manos maestras y unas mentes lúcidas hayan movidos los hilos propagandísticos con la música y la letra adecuadas para alcanzar un fin concreto: dividir el voto de la izquierda. Algo, además, donde las izquierdas, en su peregrina tozudez y papanismo, se han dado siempre buena maña. El cainismo político de la izquierda siempre ha sido aplaudido por la derecha, cuyos votantes diríase que les importa una higa la limpieza democrática, la higiene política, no les molesta la corrupción desbarrada, los discos duros convertidos en gravilla a martillazos, los empresarios que se han atrevido a confesar que han financiado campañas electorales, las grabaciones para anular políticamente otros políticos con algún ministro presuntamente implicado, los tan cacareados sobres con sobre sueldos que nadie ha visto nunca, por más que algunos han afirmado que era cosa corriente. ¡Vamos! Como los billetes morados de 500 euros que nadie ha visto nunca, ni siquiera el señor De Guindos. Pero no falta quienes los han manejado a manos llenas, poco menos que si fueran pelos de cochino.
Bien, ¿y ahora qué? Pues lo mismo que después del 20-D, hay que pactar y el PSOE hará bien en no poner palos en las ruedas y dejar que Rajoy forme gobierno aunque sea gobernando en minoría. O sea, que puede gobernar o hacer que gobierna, porque para alcanzar la mayoría absoluta lo tiene bastante más que difícil y el PSOE imposible. Podríamos incluso estar ante un nuevo enroque. Si eso sucediera, sería para que la ciudadanía mandase a los políticos a sus casas.
A propósito del PSOE, si con un PP tan tocado con la corrupción, que además ha dejado algunas cosas peor que estaban, y con todo ha cosechado los peores resultados de su historia, deberían corregir el rumbo. Por cierto, Pedro Sánchez, gracias a que Susana Díaz ha cosechado también su propia derrota electoral en Andalucía, a cuenta y a cargo del PP, ha salvado los muebles porque ésta no está en condiciones de postularse ni directa ni indirectamente, para hacerse cargo de la secretaría general del partido socialista. IU es la primera vez en su historia donde no sale su responsable máximo a valorar el resultado de unas elecciones legislativas. Podemos, por otra parte, aun con más escaños, se ha dejado por el camino entre el 20-D y el 26-J algo más de 1.000.000 de votos. Muchos votos me parecen en quien aún no ha pasado por el fielato del desgaste que supone gobernar. Resumiendo, visto lo visto, bien se puede decir que el PP puede permitirse altísimos grados de corrupción, pues en las urnas no le afecta. Si eso fuera así, la izquierda tiene muchos años por delante para rumiar en la oposición qué es lo que han hecho o hacen tan mal y que al votante le repele tanto.