Síguenos F Y T I T R

Las tribulaciones de un mahonés en Mahó

Vista del puerto de Mahó, años 20. Foto Andrés Avelino Verdaguer

| Oak Ridge (EEUU) |

Una vez más he tenido la oportunidad de visitar Mahó durante las fiestas de Gracia, una oportunidad de disfrutar de nuevo de esas fiestas y de reencontrarme con parientes y amigos. También de apreciar el encanto de los paseos por la ciudad y revivir muchas experiencias.

Como me marché de Mahó a los 16 años, cada vez que vuelvo me da la sensación de recuperar esa edad. Para mí esas visitas son como si aquel chico de 16 años hiciera un viaje al futuro. Hay una discontinuidad temporal de 57 años en que la ciudad y la isla entera ha evolucionado sin yo ser testigo de ello y este es mi salto en el tiempo.

Vista del puerto de Mahó, años 20. Foto Andrés Avelino Verdaguer

La primera impresión siempre es de que no ha habido mucho cambio. Si voy hasta la Miranda, Don Augusto se ha puesto ahora a un lado, pero la vista de la primera maravilla del mundo que es el puerto Mahó sigue allí para ser contemplada. Es cierto que si empiezo a mirar al derredor veo cambios en tiendas y bares, en detalles del suelo, pero siguen aquellos árboles imponentes que siempre hicieron compañía a Don Augusto.

Las fiestas como siempre con su carácter único, solo compartido por las demás poblaciones de la isla, dan esa sensación de lo que significa ser menorquín. Han habido bastantes cambios, algunos muy positivos como la incorporación de mujeres caixers a la qualcada, pero el espíritu permanece.

Pero claro, para un visitante del pasado hay cosas del futuro que desconciertan. Así por ejemplo el ver el cartel del ayuntamiento declarándose de ser de Maó-Mahón. Al verlo me preguntaba: ¿Cómo deben ser los políticos que no se ponen de acuerdo sobre el nombre de la ciudad en que viven? No había que mirar muy lejos para ver escudos de la ciudad, escudos cuyo origen es de varios siglos, en los que ponen Mahó muy claramente. ¿es que no saben leer? Menos mal que solo tiene cuatro letras el nombre, si con cuatro se hacen un lío si tuviera más letras cuántos nombres le pondrían al ayuntamiento!

Claro que hay cosas más complicadas de entender que el nombre de la ciudad. Una de ellas era cómo comer en el centro de la ciudad. Entre fiestas y fines de semana parece que muchos de los restaurantes del centro estaban cerrados, cosa curiosa. Cuando yo era un crío cuando íbamos a comer al restaurante era el domingo, único día de fin de semana en aquellos tiempos, pero ahora cierran por las fiestas. Buscar un restaurante con comida local no es fácil. Se podían comprar hamburguesas en muchos sitios, pero para eso no voy a Mahó.

Cuando finalmente encontré en un restaurante que yo diría clásico de Mahó y leí la carta, sí había especialidades menorquinas, pero lo que me dejó parado es que anunciaban un plato con salsa mayonesa, sí, así escrito. Pregunté al camarero y su respuesta fue que no era de Mahó. Curiosamente, al restaurante en Leganés al que voy cuando trabajo en la Universidad Carlos III siempre en la carta pone salsa mahonesa. Es triste que en Mahoó no se reivindique una de las aportaciones más importantes que Mahó ha hecho a la cocina universal.

Pero realmente cuando mis tribulaciones empezaron fue cuando intenté tomar una pallofa. En los dos o tres bares antiguos que quedan en el centro de Mahó no había problema, pero en el resto la cosa no era así. Sobre todo el último domingo por la tarde que estaba en la ciudad decidí tomarme la última pallofa de mi visita. Eso no fue fácil. Los bares clásicos estaban cerrados, así que empecé una peregrinación de bar en bar. En el primer bar, la respuesta del camarero fue ¿Una pallofa, qué es eso?, cuando intente explicarlo me respondió:"Ah! una pomada", no no, una pallofa, dije yo! Nada. no funcionó la cosa. Después continué la peregrinación, en los bares que entraba ya iba directamente al barman a preguntar, tampoco lo sabían. A uno que sí lo conocía se le había acabado el sifón. Fue finalmente, tras un largo paseo, al llegar a la plaza del Bastión que conseguí la última pallofa de mi estancia de este año en Mahó.

Lo más visto