¿Cuál te gusta más, San Bernardino de los Afligidos o San Dino de los Angustiados? Estoy buscando el nombre que mejor me defina como santo y que a la vez no desentone en el calendario santoral. ¿San Bernardino Andrés de los Desamparados? Creo que ya está cogido pero supongo que lo de los apodos santos es como una pizza, que si el milagro que lo precede es suficientemente bueno no nos cuesta compartirlo. Y mi milagro, por el que me canonizarán y me elevarán a los altares místicos de la autoridad divina de guardia, es el de ser un adelantado y un incomprendido. Un mártir.
Yo no tenía uso de la razón y ya estaba en huelga de hacer deberes. Te lo prometo, me sobran dedos en la mano para contar los días que hice las tareas escolares. Estaba tan concienciado por la causa que en casa ni entregaba los papeles que mis padres me tenían que firmar y en los que los profesores les explicaban que yo no hacía los deberes. Era una especie de Juana de Arco en el colegio de la Salle de Alaior, de hecho creo que todavía ostento el récord de notas rojas en la agenda y negativos por curso con más de 100.
Era una especie de Messi de las notas negativas, infalible, y mi agenda, con más tinta roja que una impresora, era observada con fascinación por mis compañeros a la par que alivio ya que si me pillaban a mi sin los deberes solía ejercer de cabeza de turco. Y, la verdad, me resbalaba muchísimo lo de no hacer los deberes. Y el colegio, en general.
Ahora leo con asombro lo de que se ha convocado una huelga de un mes sin hacer los deberes a iniciativa de los padres y las madres para recuperar el tiempo libre con los hijos. Son unos oportunistas. Yo empecé esta batalla hace más de 20 años y ahora se quieren llevar el mérito sin haber sufrido, ni siquiera, un capón de «l'hermano Puça (Jesús)» o «l'hermano Bernat».
Reivindico que me canonicen, que me hagan santo, mártir, patrón y lo que haga falta para que se me reconozcan las infinitas tardes luchando contra el sistema (o jugando a fútbol en «Es Poli»), defendiendo los derechos de las generaciones venideras de estudiantes (o estar tumbado en el sofá jugando a la consola).
Qué frágil es la memoria de algunos y qué fácil es olvidarse de los héroes caídos. Mi hazaña se perderá con el tiempo y todo mi sufrimiento se malgastará en la nada. Pero recordadme. Recordadme como San Bernardino de los Despistados, mártir de los deberes.