Empezó el otoño y para mí es vuelta al Nuevo Mundo, que ya no es tan nuevo. Es parte de mi peregrinación anual a través de mis diversas vidas. De la ruidosa y animada calle Atocha de Madrid de pronto estoy en una silenciosa calle, aunque debería decir carreterita, rodeado de árboles de múltiples colores como corresponde al otoño de Tennessee. No hay una tienda en menos de un kilómetro y, ¿bares?, estos ya ni sé dónde pueden estar, el silencio lo domina todo.
Bueno, lo del silencio es un decir, ya que vienen toda clase de pájaros a hacer sus ruiditos. En la calle Atocha duermo tranquilamente a pesar del ruido de coches, camiones y los consabidos juerguistas nocturnos cantando o gritando. Aquí viene un maldito pajarito, se pone a cantar y me despierta.
TAMBIÉN VIENE alguna familia de ciervos paseando por el jardín y comiéndose lo que hay plantado. A veces tienes que ir con cuidado si estás paseando ya que si hay algún ruido que asusta a los ciervos, toda la familia sale disparada a gran velocidad y no tenemos semáforos para ciervos. Por tanto o te quitas de en medio o te arrollan. La vida en estos sitios de paz y soledad es muy peligrosa.
De lo que sí me he librado es del ruido de las noticias. Insisto en lo del ruido ya que en los últimos meses en las noticias que veía por la televisión había más ruido que noticias. Aquí no enciendo la tele, ya conozco bien el ruido de aquí y en general me gusta menos que el de allá, pero recientemente en España ha sido abrumador. Al menos con la prensa por internet lees las noticias que te importan y te saltas todo lo demás.
El efecto de todo lo que ha estado pasando en esta última temporada lo llevo en mi cuerpo. Necesitaba regresar para sacar todo eso del cuerpo. En el apartamento de Madrid no hay sitio para tener un taller de escultura, pero aquí sí lo tengo y necesitaba desahogarme martilleando troncos y sacando toda la rabia y frustración acumulada en los meses pasados. Vas pensando Marianito, Puchi, Pedrito, Pablito... y golpe tras golpe va saliendo todo lo que llevo acumulado dentro.
Aquí también está animada la cosa, no ya solo en política, que ya tiene su ambiente, pero en esa afición que se tiene de pegar tiros. En los primeros siete días de estar en USA ha habido nueve tiroteos con un balance de 29 muertos y 50 heridos. No está mal, pero no han sido actos de terrorismo, eso sería muy malo, los autores han sido hombres blancos con las armas con las que tienen el derecho constitucional de defenderse y como diría don Mariano, la libertad está en la Constitución.
ESTE AÑO ya llevamos 307 ataques masivos con armas de fuego con 399 muertos y 1.644 heridos. De todas formas según Trump eso no es problema, pero el que un emigrante de Uzbek en nombre de ISI matara a 3 ciudadanos americanos en Nueva York eso sí lo es y obliga a cambiar las leyes de emigración y restringir la entrada de emigrantes.
Claro que estos días parece que hay más tranquilidad en este reino de la Bella y la Bestia. Ambos se han ido de paseo por el Oriente y supongo que la Bestia se dedicará a provocar al gordito nuclear de Corea. Al fin y al cabo una guerra es algo que suele pasar a cada presidente y este presidente quiere una.
Así ayudamos a limpiar al mundo, como bien se ha mostrado con guerras como la de Irak.
Pero no perdamos la esperanza, es posible que nos llegue ayuda de otra galaxia. El 14 de octubre cruzó el sistema solar un objeto, A/2017 U1, que según los expertos es probablemente de origen extragaláctico. Este objeto pasó relativamente cerca de la Tierra y a gran velocidad. Va a 43 km por segundo, algo difícil de imaginar, implica ir de Mahón a Ciutadella en un segundo. No habría más atascos en la carretera, aunque sería algo peligroso en las rotondas.
A lo mejor habitantes en otra galaxia están explorando la nuestra y nosotros para ayudarles les podríamos regalar a todos nuestros políticos para que los estudien.