Ya tenemos otra fecha clave en el horizonte. Evento electoral cercano, aunque brumoso, de incierto desenlace. No sé si han notado que, de un tiempo a esta parte, vivimos demasiado pendientes del futuro. El porvenir es un enigma que nos mantiene en vilo. En poco tiempo ha pasado de todo, dejándonos claro que lo imposible o lo improbable, por chorra que parezca, suele suceder. Tras el shock vivido, cada uno explica los hechos a su manera. Lo que para unos es blanco, para otros es negro. Hay pocos testigos fiables debido a la conmoción cerebral que padecemos.
No intentes convencer a los fanáticos porque se pueden sentir atacados y reaccionar agresivamente. Es como acercarte para dar de comer a los leones: la intención es buena, pero pueden cambiar de menú y tú quedarás hecho trizas.
Cuando empiezan a multiplicarse los spots publicitarios de colonia, uno se huele que llegan días de consumo extremo. Con anuncios lacrimógenos de lotería, buscando nuevos agraciados a quienes cambiar la vida y rescatar milagrosamente de la miseria.
Los bombos o las urnas decidirán la fortuna de millones de personas que anhelan alcanzar sus sueño... o procuran superar ocultas y mal curadas frustraciones. Pero la vida no tiene cura y, al final, te mueres. Lo mejor que podemos hacer es amar intensamente, pues es la única esperanza de resurrección que tenemos. Lo demás es polvo que vuelve al polvo.
Paz a los hombres y mujeres de buena voluntad.