Durante lo que falta para terminar este mandato la segunda presidenta del Consell mantendrá, deliberadamente, un perfil plano, incluso incoloro, inodoro e insípido para algunos. Susana Mora quiere evitar cualquier salida de tono u ocurrencia. Por ello gestiona sus declaraciones en los medios para no meterse en charcos, cortocicuitar los conflictos y, sobre todo, esquivar y soslayar cualquier desacuerdo con Més y Podemos, que son socios y adversarios.
Desde la sede la plaça Biosfera de Maó, PSOE, Més y Podemos contemplan, con estupor, el circo ambulante -con enanos, saltimbanquis, leones sin melena y elefantes tristes- en que se ha convertido el Govern de Francina Armengol por las crisis que, a pesar de haber sido urdidas por el «núcleo duro» del PSIB-PSOE acaban siempre incendiando las conselleries gestionadas por Més, mientras Nel Martí sigue atizando al Govern del Pacte.
Més per Menorca, que dio portazo y abandonó con enfado el Govern por el 'caso contratos', no perdona a Armengol que obligara a dimitir a la consellera Ruth Mateu para asumir responsabilidades por un tema detectado por la socialista Catalina Cladera en la Conselleria de Hacienda, que investiga la Fiscalía Anticorrupción.
Los desmarques de Més per Menorca se suceden con enmiendas retiradas tras crispar al grupo parlamentario socialista. O la proposición en defensa del modelo de 'escoletes' de Menorca que el PP apoyó el viernes en la Junta de Portavoces y cuya tramitación vetó el PSOE. El travieso Martí activa otra bomba de relojería política contra el PSIB-PSOE con una propuesta para reconocer a Puigdemont como presidente legítimo de Catalunya. Más enfados.
El Pacte y el Govern
El Pacte y aquellos famosos «Acords pel canvi», que conviene releer, es una cosa, porque aún incluye a Podemos y Més per Mallorca pero el Govern es otra, ya que está formado únicamente por el PSIB-PSOE y Més per Mallorca. Dos partidos que se odian, que pugnan por un mismo espacio político, pero que deben soportarse para evitar que todo salte por los aires. El Govern no sabe cómo salir de su propia trampa-atolladero -la peor crisis que habrá afrontado- provocada por la destitución de Biel Barceló. El vicepresidente ha caído después de una sucesión de torpezas, entre las que el viaje al Caribe, como tertuliano de un programa deportivo en una radio, no es el peor error. Los sacrificios anteriores del director general de la Agència de Turisme de Balears, Pere Muñoz, y de la directora general de Turismo, Pilar Carbonell, no han evitado la inmolación de Barceló y ocasionan que la izquierda repita el penoso espectáculo de los desacuerdos internos que arruinan su credibilidad. Crédito de confianza agotado.
Al grano. El PSIB-PSOE rechaza -aunque en público diga lo contrarioa Bel Busquets (Palma, 1973). Los socialistas no se fían de la secretaria general del PSM-Entesa de Mallorca para desempeñar la vicepresidencia del Govern y gestionar la potente y estratégica Conselleria de Turismo durante el cruel tramo final de la legislatura, en la que habrá más turbulencias, porque lo peor está por llegar. Busquets ha sido vetada.
De Bel a otra Bel
El «núcleo duro» de Armengol, formado por Pilar Costa, Iago Negueruela, Marc Pons, Catalina Cladera, Bel Oliver, Mercedes Garrido y Cosme Bonet no acepta a Busquets, que el viernes se presentó como nueva vicepresidenta y consellera, transmitiendo que «quien nombra somos nosotros, los de Més no la presidenta del Govern». Armengol no se ha reunido con Bel Busquets, porque quiere a otra Bel en Turismo. Es Bel Oliver, secretaria de Organización del PSIB-PSOE.
Su duro núcleo no acepta a Busquets, licenciada en Filología Catalana y profesora de Secundaria, activista de la «marea verde», y porque, dicen, carece de experiencia y conocimientos sobre el turismo. En el sector no entienden nada.
'Vices' intercambiables
En Menorca, la primera presidenta -hoy transmutada en vicepresidenta primera, no es un juego de palabras- y la vicepresidenta segunda mantendrán la entente cordiale, porque uno de los ejes sobre los que sustenta el tripartito gobierno insular consiste en que Maite Salord y Cristina Gómez son intercambiables.
La primera opción que, en aquellos alegres días de rosas y vino de junio de 2015, barajaron Més y Podemos fue la exclusión del PSOE para formar un gobierno integrado únicamente por estos dos partidos, hasta que Santiago Florit y María Cabrisas les pararon los pies al anunciar que no apoyarían la investidura de una Salord Ripoll que ya se veía presidenta durante cuatro años.
El viejo truco había funcionado en Maó ante un timorato Vicenç Tur que no supo hacer valer el peso del PSOE, lo que permitió a Conxa Juanola asegurarse la alcaldía durante todo el mandato.
Y en Ciutadella, como ha desvelado recientemente el ex concejal socialista Juan García Corró, cuando empezaron las negociaciones para formar el gobierno municipal el PSM ya se había adjudicado la alcaldía y la primera tenencia de alcaldía -despachos incluidospor la bisoñez del PSOE y Gent per Ciutadella. Hubieran escuchado a Joana Barceló y Salo Moll el reparto de áreas y la composición del gobierno municipal habrían sido muy distintas.
PREGUNTAS DE LA SEMANA
¿Cuándo empezarán las obras, presentadas y anunciadas para noviembre, en los muelles del puerto antiguo de Ciutadella?
¿A qué atribuye el gobierno municipal de Maó el mínimo interés y la escasa concurrencia a la presentación de los presupuestos de 2018?
¿Logrará la exvicepresidenta del Consell Carme García Querol la plaza de gerente del Geriátrico de Ciutadella?
¿Concurrirán dos candidaturas a las elecciones del Nàutic Ciutadella tras quedar desierta la primera convocatoria?
¿Cómo se explica que el gasto fijo y de personal del Consell haya aumentado un 46 por ciento en dos años y medio?