La vida tiene mucho en común con el navegar a vela. Aunque uno tenga el timón en sus manos, tienes que adaptar tu trayectoria al viento que te rodea. Si quieres llegar a algún puerto nunca sabes hasta que lo vives cuál será el camino y para alcanzarlo hay que perseverar y seguir navegando el tiempo que sea necesario.
En los años 60, si querías hacer una carrera en investigación científica sabías que no podías quedarte en Menorca ya que no había ninguna oportunidad y debías ir a donde los vientos te llevaran. Así fui navegando a Barcelona, Madrid, Glasgow, Manchester, Oak Ridge Un largo camino alejándome cada vez más de la isla donde nací. Claro que esto no lo sabía al salir de Menorca, hace ahora 58 años.
No pensé al salir para Barcelona que este sería el largo camino que tenía por delante. No pensé que dejaba la Isla, ni se me ocurrió despedirme de amigos y conocidos. Menorca era el centro de mi vida y solo salía para estudiar. Fue bastante más tarde que me di cuenta que a muchas de las personas de las que no me había despedido no las volvería a ver.
Al tomar la decisión de lo que quería hacer con mi vida quedo claro que no podía regresar. No había forma de desarrollar la carrera que quería en la Isla ni en las islas vecinas. Pero una propiedad importante de los vientos es que cambian su dirección y así 58 años después de mi marcha he aterrizado por un mes en el Instituto de Física Interdisciplinaria y Sistemas complejos en la Universitat de les Illes Balears.
En aquellos años 60 era impensable que hubiera una universidad de las islas Balears y aún menos el que se creara un instituto puntero a nivel internacional en el tema de sistemas complejos.
Pero si se hizo y esto da una medida de cuanto se ha avanzado en estos años. Hay que reconocer ese progreso y los profundos cambios que ha habido.
Para mi ha sido un gran placer poder venir a trabajar ese mes de marzo a Mallorca. No solo por el poder colaborar con excelentes expertos en el campo de sistemas complejos sino también por la vuelta a mi mundo.
Es difícil explicar la emoción que se siente en poder discutir nuestros temas de trabajo en nuestra lengua y con nuestro acento.
Es una experiencia totalmente nueva para mí y que me encanta.
El estar en una comunidad isleña como la de Menorca te da este sentimiento de vuelta a casa a la vez que cumples con tu ideal de trabajo. Aquí para llegar a la oficina paso el edificio Mateu Orfila, en donde está la facultad de ciencias. En el edificio hay cuadros colgados sobre personas de las Balears que contribuyeron a la ciencia. Incluyo aquí uno que me ha llamado particularmente la atención. Es de químicos de las Balears, en el hay tres científicos y los tres nacidos en Mahón.
Mucho ha progresado el país desde aquellos años sesenta. A veces no nos damos cuenta del cambio cualitativo que ocurrió con la transición. La creación de muchas universidades, las mejoras en la educación y en la investigación, cosas que a veces no valoramos suficientemente.
Por desgracia, los vientos vuelven a cambiar. Ahora se están dando pasos atrás. Cortes de presupuestos, frenos en inversiones y reducción significativa en puestos de trabajo. Llevó muchos años conseguir lo que se ha conseguido, pero es muy fácil retroceder y volver a tiempos atrás. Ya se ha incrementado el flujos de jóvenes que dejan el país para buscar oportunidades fuera. Ya empezamos con ciclos negativos.
Volvemos a una filosofía de progreso que lo cifra todo en el turismo y que lleva a los españoles a puestos de trabajo que sean solo al servicio de este fin económico. Lo único que cuenta para quienes tienen el poder es el beneficio a corto plazo. No hay visión de futuro.
Ahora los jubilados han tomado la iniciativa y salido a la calle.
Una actitud muy importante para mantener las pensiones. Pero si hay que resolver este problema, hay que crear más trabajo y trabajo con proyección de futuro.