Después de las elecciones de municipales de mayo de 2015, el PI -que obtuvo en Menorca dos concejales- decidió mantener el pacto con el PP en el gobierno municipal de Es Castell, encabezado por el alcalde Lluís Camps y Florencio Conde como primer teniente de alcalde. En cambio, en el Ayuntamiento de Sant Lluís el exalcalde socialista Llorenç Carretero, optó por formar gobierno con Volem Sant Lluís y el PSOE, a pesar de que el PP de Cristóbal Coll había sido la opción más votada. Carretero, consciente de que carecía de opciones y de recorrido en el PSOE, dio el salto al PI. Entre los seis concejales del PP y los seis ediles de Volem y el PSOE, se decantó por el bloque de izquierdas e invistió alcaldesa a Montse Morlá, ingenua y neófita.
El gobierno tripartito de Sant Lluís ha fracasado por las desconfianzas y discrepancias entre quienes tenían que haber actuado con lealtad.
El pacto está roto desde hace meses por las crisis sucesivas -la caza de las cabras silvestres, la dimisión de Adelaida Ponsetí (PSOE), la peatonización de Es Cós, la renúncia de Llúvia Juncadella (Volem) y la filtración de la factura del almuerzo en Es Vell Parrander-, pero aquí nadie quiere dimitir.
Montse Morlà dice estar dispuesta a gobernar en minoría y amaga con retirar las delegaciones a los ediles que conspiran a sus espaldas las dos concejales del PSOE anuncian que "seguirán trabajando hasta ahora, con competencias o sin" y Sino Carretero lamenta que sus áreas de gestión, que califica de muy importantes para el municipio, sufran las consecuencias del desinterés de la alcaldesa. Reproches mutuos, pero nadie se mueve. Patético espectáculo en el que Montse Morlà es acusada de haber provocado la crisis con sus declaraciones por quienes le han hecho la cama desde el primer día y han segado la hierba bajo sus pies. Mientras, aún no se ha constituido aquella comisión de investigación que propuso Carretero. Qui dia passa, any empeny!