Aunque te llamen capullo, tú intenta que no se te mustie la ilusión ni mengüe tu limitada energía. La fotosíntesis no es reunir las fotos dispersas en un álbum. Es la energía que el Sol presta, generoso, para que vayamos tirando sobre esta Isla verde y azul a base de verduras. Si te dejas el sayo hasta el cuarenta de mayo, te puede dar un sofoco. La gente se va quitando ropa de abrigo y deja la piel sudorosa al descubierto. La epidermis puede ser erótica en ocasiones y alegrar la vista, pero otras veces se recomienda usar desodorante. Dejamos atrás el frío invierno, que nos ha tenido crispados hasta límites insospechados. El divorcio está de moda y llueve sobre mojado. Pero dijo Machado: «Vamos hacia la luz y hacia la vida, esperando otro milagro de la primavera».
Todos los desastres y errores que estamos cometiendo quedarán olvidados o enterrados con el tiempo. Y ¡qué bello es vivir! Aunque no lo sea por igual para todos y todas. La desgracia y la felicidad no tienen sexo.
Nos vamos acercando al agua cristalina para mitigar el calor corporal, como elefantes. Las pantallas nos impiden ser felices pues nos tienen prisioneros de sus píxeles. Apenas caminamos. Sedentarios ante el televisor y sedientos de alcohol barato como sinónimo de fiesta. Las flores esperan la visita de las abejas y los pájaros. La vida rebrota exuberante, con sus vivos colores. Todo queda envuelto en el olvido de la decadencia y de la muerte.