Te lo comentaba hace unas semanas y me reafirmo. Menudo subidón te entra cuando cumples un sueño o un objetivo que te habías planteado hace mucho tiempo. Muchísimo, casi tanto que cuando lo cumples o lo alcanzas, te acuerdas de que lo habías tenido. Se trata de una pequeña gran victoria que le da sabor y alegría al día a día.
A los 16, cuando no era más que un niñato con un severo déficit de atención y de interés en llegar a ser algo en la vida, lancé al aire un deseo pensando que quizás nunca lo lograría. Era más un anhelo que un propio deseo. Y ayer viernes me di cuenta que lo había logrado. Te puedes imaginar qué subidón me dio porque, entre tú y yo, jamás me hubiese imaginado que lo lograría y mucho menos a los treinta y pocos.
Tuve que centrarme, lo reconozco, para no echar a perder la mañana del viernes pellizcándome por haber logrado algo que, si le preguntase a aquel Dino de 16 años más mal estudiante que persona y con pocos objetivos en la vida, me diría que es imposible.
El sueño, en realidad, es lo de menos, porque un sueño, un objetivo o un anhelo, es tan importante como tú lo hagas, no como los otros lo vean. Por eso no hace falta que te cuente en qué consiste porque para ti, seguramente, es una chorrada o carece del valor que yo le doy.
Mentiría si dijese que he enfocado mi vida hacia conseguir aquello que entre aulas me propuse con más bravuconería que fe. Pero lo cierto es que sí que he trabajado, sí que me he esforzado y sí que he hecho sacrificios pensando que «estaría bien» lograr lo que me propuse.
Creo que tener un sueño o un objetivo le da valor a la vida ya que fija algo por lo que trabajar y esforzarse. Aunque esto suene a sobredosis de optimismo sobrevalorado que tanto triunfa hoy en día, no deja de ser cierto. Siempre nos esforzaremos más y mejor por algo que nos cautiva que por algo que ni nos afecta.
Te animo a que sueñes mucho y sinceramente, aunque parezca una locura, porque si un día resulta que alcanzas ese objetivo que parecía imposible te darás cuenta de muchas cosas. Como por ejemplo que eres mejor de lo que te dicen o que no hay imposible que te pare.