El Congreso de los Diputados convalidará hoy -en el último pleno de la legislatura- el real decreto ley aprobado el viernes por el Consejo de Ministros que modifica la Ley del Régimen Especial de Balears de 1998.
Las enormes expectativas e ilusiones que generó el documento ´Cap a un nou REIB. Proposta per al nou Règim Especial de les Illes Balears , impulsado por el Govern del Pacte, asumido por la sociedad civil a través de numerosas entidades y asociaciones se han transformado en una gran frustración, porque el texto que aprobó el Gobierno de Pedro Sánchez apenas incluye un diez por ciento de las medidas reivindicadas. Nos hallamos ante un REB triste, virtual y en diferido al carecer de partidas económicas y fecha de aplicación.
La memoria del impacto normativo del real decreto concluye que "no afecta a los Presupuestos Generales del Estado ni implica gastos". Insuficiente, oportunista, raro, electoralista, con carencias, tomadura de pelo... son algunos de los calificativos que ha recibido este decreto, porque las medidas fiscales quedan al albur de un anteproyecto de ley cuya tramitación corresponderá a las próximas Cortes, después de las elecciones generales del 28 de abril.
A contracorriente, sostiene el conseller Negueruela que "es un éxito colectivo de la sociedad balear". Lo cierto es que el decreto Sánchez apela a tecnicismos y utiliza magnitudes y variables para evitar lo que nos interesa: si las inversiones de Balears se situarán en la media estatal. Más sombras que luces.
Las inversiones en transporte terrestre quedan condicionadas a las disponibilidades del Ministerio de Fomento y la declaración de servicio público para el transporte aéreo, sujeta a la normativa de la UE, igual que el cambio de la ley de minimis para las ayudas al transporte de mercancías. Brindis al sol y bella declaración de intenciones. Un REB repleto de dudas e inconcreciones. Otra vez será.