Las elecciones municipales tienen trascendencia local, repercutiendo a nivel nacional solamente los resultados de cinco o seis grandes capitales. En los pequeños municipios, apenas si llaman la atención a nivel local. Las elecciones autonómicas ya son otra cosa, no es igual, pongo por caso, quien gobierne en Madrid o en Catalunya. A medida que la autonomía va perdiendo aforo, el interés que se les supone también va mermando a no ser que se trate de una autonomía tradicionalmente compleja, por no querer poner yo conflictiva.
En cuanto a las europeas, creo estar cierto en que no se le da la importancia que se debería, no olvidemos que de Europa emanan intereses comunes, como puede ser la moneda, y no hay que echar a barato, el compromiso de la defensa, ni tampoco la lucha contra el cambio climático del que tan poco caso se hace. Nos cuesta dios y ayuda creernos que el planeta esté dando muestras de fatiga en su medio natural. Estoy por jugarme un café que el 99 por ciento del personal ignora que en los últimos 10 años han desaparecido la friolera de 20 millones de gorriones.
Tampoco queremos saber que en algunas ciudades, la polución que padecemos viene a ser como si el habitante que vive en ellas se fumase tres paquetes de cigarrillos diarios. La contaminación mata a miles de personas al año. Nuestra galbana sobre el tema es tan grande, tan egoísta y tan estúpidamente inane, que de momento no hemos tomado en consideración un tema tan extremadamente serio, tanto que los expertos acaban de dar la cifra de un millón de ejemplares de la fauna mundial que está seriamente amenazada de desaparición.