Por si no fuera bastante frío el invierno, ahora descubrimos que estamos en un invierno demográfico. Y como todo tiene consecuencias, la población envejece y la sociedad empieza a padecer múltiples achaques. Si miramos globalmente, en unos sitios crece la natalidad y en otros, mengua. No falta población, sino que está repartida de forma muy desigual. Vitalidad creciente o decreciente. La inmigración también resuelve problemas, aunque sea un tema complejo y fácilmente inflamable. La xenofobia, la aporofobia (palabra propuesta por Adela Cortina que significa «miedo a los pobres») u otras fobias que irán apareciendo en el futuro, no serán fáciles de combatir. Muy cerca de nosotros, tenemos la hispanofobia.
La ingeniería industrial nos facilita la vida, la ingeniería genética la modifica y la ingeniería social la oprime y manipula. Poseemos más conocimientos que sabiduría para usarlos. Y no vemos lo que no nos interesa.
Con la edad, uno descubre que cáncer es grave porque se acentúa en la penúltima sílaba. Puñal es aguda como una puñalada. Y esdrújula es esdrújula. La lucha de clases no es cosa del colegio. Sigue habiendo clases y clases.
La época de los descubrimientos dura toda la vida. La Revolución Industrial supuso cambios brutales. Hoy sabemos muy poco debido a un clamoroso analfabetismo histórico, pero estamos inmersos en una nueva revolución. Los que vendrán tras nosotros, podrán estudiarla con perspectiva.