En las distintas y hasta distantes civilizaciones, siempre ha pasado lo mismo inventándonos dioses que nos perdonen y demonios que les pongan freno a nuestras debilidades. Aunque en esa vieja industria no sean pocas las veces en que el corazón y la razón no se dirigen la palabra. No me gustan aquellos que el domingo van a la iglesia y el lunes se comportan como el peor de los demonios. He conocido a gentes en distintas partes del mundo que por haber nacido donde nacieron o no tienen ninguna religión que les socorra o la que tienen es completamente diferente a la mía. Sin embargo, he tenido la ocasión de comprobar que algunos eran excelentes personas, todo lo contrario de otros que habiendo nacido en el seno de una familia católica, se comportan indignamente. Es como la educación, conozco a gente educada pero que está mal educada, en algunos casos infinitamente peor que aquel que por su situación no ha recibido educación ninguna. Sus hechos serán primarios pero sin embargo son nobles y respetuosos.
Uno, que pateándose países ha ido de acá por allá por el mundo, ha descubierto que te puedes llevar increíbles sorpresas aunque para eso tampoco hace falta viajar, basta con pasear las calles donde vivimos. Hay gente que es buena de nacimiento, diríase que viene la bondad adosada a sus genes. Otros nacen aparejados al odio, la envidia y la maldad. Como dijo aquel: «Hay gente pa' to».