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Con derecho a réplica

No son tan guapos para lo tontos que son

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Tiempos oscuros y revueltos donde se agradece sobremanera la sinceridad. Allá voy, no soporto a Wally. Ese personaje creado por el dibujante Martin Handford me resulta irritante. Sí, soy consciente de que lo ha petado a nivel mundial y miles de personas continúan abriendo las páginas ilustradas de los libros infantiles buscando a un pintas con camiseta a rallas horizontales rojas y blancas, gafas, vaqueros y un gorro de lana, porque ya esté en el Polo, o al lado de un volcán, Wally no cambia nunca su indumentaria, menudo lumbreras. No le encuentro sentido al hecho de buscar entre una multitud a un personaje que se oculta cual rey emérito. Claro, que ha poquito que pienses, es mejor perder el tiempo escrutando los dibujos para encontrar a Wally, que irse a Madrid a un ‘mani' antimascarillas siguiendo los consejos del experto virólogo Miguel Bosé. Por cierto, el amante bandido se escondió en la manifestación mejor que Wally, porque nadie lo encontró por allí.

Y sigamos con la verdad aunque duela, Peter Pan era un psicópata de tomo y lomo. Disney dulcificó al personaje original creado por J.M. Barrie -cuánto daño hizo el señor Walt hasta que lo criogenizaron-. Peter Pan es un manipulador, un caprichoso, un maltratador y tiene una falta de empatía total para con todos los demás. De hecho, si alguien le lleva la contraria se enfada muy violentamente, y en cuanto los niños perdidos crecían se deshacía de ellos, seguramente tirándolos de 100 metros a unas aguas infectadas de cocodrilos. Así que todos los adultos que sueltan la basura esa de que no quieren crecer porque son como Peter Pan en un mundo de fantasía e ilusión, y bla, bla, bla, decidles que espabilen y que vayan asumiendo responsabilidades. Que es muy cómodo estar es una etapa premadura echándoles la culpa de todo a los demás. Y así nos puede pasar como al cardenal Cañizares, que dice que las vacunas son sacadas de fetos abortados, y que el demonio está detrás de todo esto. Ya ven, o maduramos, o acabaremos pensando que las enfermedades no se curan con ciencia y penicilina por ejemplo, sino quemando brujas en la hoguera, o torturando a todo aquel que sostenga que la Tierra no es plana.

Que rabia dan, queridos lectores, aquellos que lo tienen todo tan claro. Joder, no es por tirarnos el rollo cartesiano del «dudo luego existo», pero yo creo que nos humaniza tener dudas. Yo no sé si la vacuna rusa contra la pandemia te vuelve también homófobo como al camarada Putin. O sí la vacuna china será traída a Europa por Amancio Ortega, como hace con la ropa. No me explico por qué los que gritaban que tenían que habernos confinado antes, son los mismos que luego gritaban que abrieran antes y ahora ladran porque dicen que se abrió muy pronto. No sé, pero parece que esas personas sufren un Peter Pan en toda regla que les produce muy mala hostia. Se creen mejores que nadie, pero les aseguro que no son tan guapos para lo tontos que son.

Y ahora que el verano efímero se va de Menorca dejando una estela de preocupación de la que ya veremos cómo salimos, quiero despedirme de ustedes con otra confesión; me ha emocionado sobremanera el nacimiento de la tortuga boba en la playa de Sa Mesquida, la primera documentada en Illes Balears. Un grupo de voluntarios se lo ha currado a lo bestia para hacerlo posible. Esa gente que pasa una noche entera cuidando un nido merece la pena, mis dieses para ellos. Si de algo no dudo, es de seguir deseándoles, a pesar de todo, un feliz jueves.

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