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Con derecho a réplica

En su justa medida

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¿Cómo están queridos lectores? Hoy vamos a empezar de la forma más directa y contundente posible, lo que el gobierno de Israel le está haciendo a los seres humano que viven en Palestina es un genocidio con todas las letras, así que cuando la agencia EFE da la noticia de la siguiente manera: «Mueren cinco niños palestinos en polémico incidente en Gaza», lo que está haciendo es blanquear dicho genocidio y practicar un periodismo de mierda; o los periodistas de verdad , que los hay, se ponen las pilas y le dan una patada en el culo a todos esos «compañeros» que prostituyen la ética periodística para ladrar al servicio de sus oscuros amos, o el llamado cuarto poder se va al carajo mientras Joseph Pulitzer se revuelve en su tumba.

Si el primer párrafo les parece muy salvaje,    quiero que tengan en cuenta que lo he escrito bajo mi ventilador de techo, al que he puesto a velocidad máxima, para que mi temperatura corporal bajara un par de grados, y de esta manera no aporrear mi teclado con toda la fuerza que da la rabia al ver como algunos lameculos, sin principios morales, usan los medios de comunicación para volvernos idiotas del todo y para    que sus perversos propietarios saquen el mayor benéfico posible de nuestra estupidez más manifiesta. Vale, igual me podía haber ahorrado algún adjetivo descalificativo, pero cuando uno ve las atrocidades que se cometen y la cantidad de desinformación que se vierten sobre ellas, cualquier adjetivo se queda corto, créanme, me rondan muchos más en la cabeza, pero por respeto al libro de estilo del periódico que me pública, me los voy a ahorrar. Joder, que estamos hablando del asesinato sistemático de hombres, mujeres y niños, ¿qué quieren que ponga, emoticonos con caritas enfadadas?

Los dos primeros párrafos de este artículo son los que realmente importan, a partir de aquí, y hasta que llegue a los 3.500 caracteres que tengo asignados, se pueden ahorrar la lectura. Ahora bien, si les sobra algún minutillo les agradezco que me acompañen hasta el final.

Qué quieren que les diga, cuando uno quiere distraerse, que falte hace, puede verse un partido de fútbol del mejor equipo del mundo, el Atlético de Madrid para que nadie se despiste, o puede irse a pasear poniendo la mente en blanco, si el sol no se la derrite, o abrir un libro, la forma más barata de viajar en el espacio y la única posible de hacerlo en el tiempo, o mirarse una película de superhéroes o de lo que sea, o tumbarse cual lagarto en la playa, o charlar con los amigos de los temas mas banales y superficiales que se encuentren, porque todo eso es necesario, es vital para no poner la batería de nuestra energía bajo mínimos. Si queremos vivir una vida más o menos equilibrada no podemos estar en la intensidad más profunda siempre porque acabaríamos infartados, dicho esto pasamos al último párrafo.

Lo que no deberíamos permitir, creo yo, es que nos distraigan con las tontunas que a ellos les interesa y acabemos hablando de la necesidad, o no, de ponerse corbata, o de cualquier nueva parida-fake de la manada neoliberal, o del último récord de eslora del nuevo yate de ultralujo que ha atracado en los puertos de Menorca, parece un juego patriarcal de a ver quién la tiene más grande, como si realmente esos fueran los temas más importantes del mundo. Poner cada problema en su justa medida debería ser obligatorio. Sin embargo, no me hagan mucho caso, al fin y al cabo ya saben que yo pongo el lúpulo por encima de muchas cosas. Feliz jueves.

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