Las dos últimas semanas las pasé en Mahón. Para mí es siempre un placer volver a mi tierra natal y sumergirme en los recuerdos del pasado. También con amigos y familia uno puede disfrutar de unos días de paz y tranquilidad alejado de ese mundo que nos rodea y que cada vez es más difícil de soportar. Era un placer pasear por las calles del centro de la ciudad, pero me encontraba muy alejado del ambiente de cuando era joven. Entonces conocía las caras de casi toda la gente que paseaba, y ahora ninguna. Entre turistas por una parte y el que mucha gente de mi generación y de las anteriores ya han desaparecido, no encontraba a casi nadie conocido. Claro que si me crucé con algún amigo de los años 60, a lo mejor ninguno de los dos nos reconocimos.
Estando allí podía ojear el periódico Menorca en papel lo que es mucho más agradable que hacerlo en versión digital. Procuré no leer las noticias del mundo en general, pero sí las de Menorca y hubo una que me dejó con sentimientos conflictivos. Fue la declaración de Conxa Juanola anunciando que dejaba la política.
A la Sra. Juanola le tengo un gran respeto y admiración. Es una política competente, decente y progresista, el anuncio de su marcha me entristeció. Por otra parte ella dijo que lo hacía para cumplir con los compromisos éticos de su partido y eso me alegró. Ver a un político cumpliendo compromisos éticos es cosa rara en España. El problema es que los mejores políticos dejan la política a los pocos años y los inútiles no nos los podemos quitar de encima.
Todos eso me ha hecho volver al verano de 2015 en que tuvieron lugar elecciones municipales en España. En aquel momento los resultados me llenaron de entusiasmo. En las tres ciudades de España en las que he vivido, Mahón, Barcelona y Madrid, se eligieron como alcaldes tres personas serias, competentes y progresistas. Las tres eran mujeres: Conxa Juanola, Ada Colau y Manuela Carmena. Los resultados fueron sorprendentes y tuve la impresión que empezaba una nueva etapa en política.
Pero no todo fue tan bien como esperaba. A Manuela Carmena le hicieron guerra constante acusándola de toda clase de estupideces. Ella trabajó seriamente para reducir la contaminación en Madrid, reduciendo el tráfico en el centro de la ciudad. Iba a trabajar en metro y Esperanza Aguirre la tildó de cochefoba. Todas esas sandeces combinadas con el fraccionamiento de la izquierda hizo que perdiera las elecciones siguientes, lo que nos llevó a tener a Almeida de alcalde de Madrid y a la Ayuso de presidenta de la comunidad. Un penoso cambio con malas consecuencias para la ciudad y comunidad de Madrid. De todas formas aún duran algunas de las mejoras que Carmena llevó a cabo.
Las cosas fueron mejores para Colau, que aún sigue de alcaldesa de Barcelona, aunque no se ha librado de continuos ataques y acusaciones de todo tipo. Como en el caso de Unidas Podemos, ha tenido un continuo de acusaciones en los tribunales que nunca han llegado a nada. Parece que se va a presentar a las próximas elecciones. Veremos si sigue teniendo éxito con los votantes y continúa su trabajo a favor de los ciudadanos.
Concha Juanola con una trayectoria de trabajo en areas sociales llegó a alcaldesa y siguió persiguiendo sus ideales. No sé si sufrió los mismos ataques que Carmena y Colau. No vi nada en este sentido en la prensa, pero no ganó las elecciones siguientes, aunque la coalición de izquierdas la mantuvo en el Ayuntamiento como teniente de alcalde y continuó su labor social. Ahora renuncia a seguir en política pero espero que continúe su trayectoria. Es triste perderla en política, pero espero que quien continúe en su puesto haya aprendido de ella.
Así del conflicto de emociones y mirando hacia atrás a aquel año de 2015, veo la posibilidad de que nuevos y buenos políticos, que mejoren las vidas de los ciudadanos, sigan apareciendo. Hay que mantener la esperanza.