Me gustaría saber si es de su propia cosecha o la ocurrencia se ha fraguado en el intelecto de su corte de asesores, para tomar la decisión de convocar elecciones el 23J. ¡Hombre! yo ya me hago cargo que convocar elecciones generales no son «pelos de cochino», fíjense que tras el 28M cientos, quizás miles de trabajadores y trabajadoras se quedaron sin trabajo después de la debacle de algunos partidos de izquierdas, no me vale decir ¿bueno y qué? Otros ocuparan su puesto, lo más probable es que esos otros ya tuvieran en qué emplearse ¿Dónde van a encontrar un curro mejor que el que tenían los que trabajaban para Ciudadanos? Por cierto, lo de Inés Arrimadas viene a ser lo mismo que lo que le pasó a Rosa Díaz, y camino de ese varapalo si se descuidan podrían ir los de Podemos.
La política que luego se dirime o mejor se ajustan cuentas en las urnas, no funciona como el espíritu de la gaseosa, que parece que lo suyo sea el galope tendido de un alazán desbocado que luego termina en el cansino caminar de un burro derrengado. En política hay que medir los pasos «con pie de rey». Las equivocaciones rara vez salen gratuitas, como por ejemplo ese destemplado exabrupto, esa licencia excesivamente festiva que lanzó la Sra. Ayuso que afirmaba que «Sánchez se iría como llegó con intento de pucherazo». Eso señora, es lo mismo que afirmar una posible manipulación del proceso electoral. Pues miren ustedes, me parece lamentable que hayan llegado al «todo vale» con tal de intentar perjudicar al oponente político. Feijóo resta además importancia a la grave acusación de Ayuso hacia Sánchez que la Presidenta madrileña pronuncio en su presencia en el mitin final de la campaña del 28M. «Lo del pucherazo son fórmulas que los políticos utilizamos normalmente» dijo, y acto seguido como hace la liebre que tiene la collera de galgos rozándole las nalgas con los hocicos dejando ver las tenebrosas fauces, fue y dio el quiebro buscando el «perdedero» en argot cinegético, y se puso a hablar de los trabajadores de correos. Claro, que si la cosa hubiera sido al revés, la Sra. Gamarra se habría puesto con una hidra, la Sra. Ayuso habría soltado amarras lingüísticas como quien está in vitro fuera de ser, y el Sr. Feijóo habría lanzado urbi et orbe pro domo sua, su particularísima versión de una acusación que, como ya dije en un artículo anterior que debería de haberle tomado interés la Fiscalía, porque estamos llegando al fondo de lo tolerable.
La compra de votos y los pucherazos nos vienen de antiguo, pero no crean que son solo cosas de un pasado asilvestrado, donde sobre todo en los pueblos, el cacique era el amo y señor, premiando o castigando, dando o negando peonadas a los pobres más pobres del lugar, incluso más por lo fino como hacía Don Álvaro de Figueroa y Torres, que fue ininterrumpidamente elegido por la circunscripción de Guadalajara, desde 1891 a 1923 en las listas del Partido Liberal. En esas estaba la cosa cuando don Antonio Maura terció disputándole el escaño al Conde de Romanones. Informado Maura de que este pagaba el voto a 2 pesetas, ofreció 3 pesetas por voto. Romanones fue localizando a los que había pagado Maura, y les dijo: toma un duro y tú me das las tres pesetas que has recibido de Maura. Los votantes se embolsaron un duro. Al fin de cuentas Romanones pagó 2 pesetas como de costumbre y arrasó, saliendo de nuevo una vez más Diputado. Semejantes hechos históricamente se conocen como «hacer un Romanones», no en vano, este ostentó el sillón de Diputado 32 años. Le tenía cogido el tranquillo al escaño.
Si les cuento lo que acabo de contarles es para que vean que algunos en política han llegado a tener registrado su particularísimo modus vivendi, como si eso fuera algo legítimo a la par que honorable. Cuando aquí el más tonto hace relojes y sabe que hay palabras que no son ni legítimas ni muchísimo menos honorables, sobre todo cuando ponen en entredicho la honra de los demás.