Sé que una vez Will Smith pegó un puñetazo a Chris Rock en los Oscars porque se había burlado de Jada Pinkett, su mujer, que era alopécica. Alopecia: caída o pérdida patológica del pelo (según el diccionario). Entonces yo me pregunto, ¿y si las cosas fueran al revés? ¿Si los hombres tuvieran mucho pelo y las mujeres poco o menos que poco? Pienso que en ese caso los hombres, en su mayoría, llevarían largas melenas y llenarían las peluquerías para cuidárselas. Algunas mujeres lucirían calvas pulidas como las bolas de billar, otras tendrían pelo en el cogote y las patillas y andarían por el mundo con calvas a lo Ulises Higueruelo, el cabeza de familia de la familia Ulises de Buigas y Benejam en el «TBO». Otras mujeres se cubrirían la calva con el pelo de uno de los lados, empeñándose en hacerse la raya aun cuando hubieran perdido el pelo, con lo que los días de viento se les levantaría una fina capa de pelo a modo de cresta.
Puestos a imaginar creo que habría también mujeres con bigote poblado, o con barba y bigote, de modo que uno pensaría que a lo mejor dándoles la vuelta a la cabeza tendrían en lo alto un tupido tupé. ¿Y los hombres? Algunos hombres llevarían el pelo corto por pura comodidad, corto pero abundante a más no poder, así no les haría falta ni peinarse. Otros acudirían diariamente a la peluquería para hacerse desenredar el cabello, alisárselo de manera vistosa, lavárselo, teñírselo y entrelazárselo formando trenzas complicadas. A lo mejor se harían la manicura, se pintarían las cejas, los ojos y los labios, llevarían vestidos lujosos para demostrar su poder adquisitivo o a modo de señuelo para atraer a las mujeres más envidiables. Como si todo dependiera del pelo.
Se me ocurre que en este mundo de desigualdades todos los calvos deberían hacerse implantes capilares, o todas las mujeres deberían raparse el pelo. Lo demás vendría por añadidura. Ningún hombre le tosería a una mujer. Ninguna mujer tendría que armarse con pancartas reivindicativas. Ahora que lo pienso, esa debió de ser la utopía del musical «Hair», del final de los años sesenta del siglo pasado que se centraba en la ideología contracultural hippie, la revolución sexual y el movimiento anti guerra del Vietnam. «Hair» fue escrito por Ragni y Rado, con música de McDermont, pero en vista de que las peluquerías siguen llenas de mujeres, los hombres son pelones y la guerra ha prendido con violencia en Ucrania parece que no logró su objetivo, ni siquiera la utópica igualdad capilar.