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Sin flash

El pinganillo

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Este aparatito se ha convertido en un símbolo del tiempo en que vivimos. Gente que habla el mismo idioma necesita traductores. Bueno, eso de que hablamos el mismo idioma es demasiado optimista. La voluntad de incomunicación crece y la fragmentación aumenta. La división y el enfrentamiento como modus vivendi. Ya no se cree en la igualdad ni en la libertad. Imaginen qué fraternidad puede haber cuando se priorizan las diferencias sobre lo que tenemos en común.

Vivimos sometidos a fuerzas más poderosas de las que somos capaces de controlar. Siempre ha sido así. Si repasamos la historia, la mayoría de la gente no sabe lo que se le viene encima. Se pasa de la calma chicha a la desdicha en un santiamén. Imaginen cuántos planes quedan suspendidos cuando estalla una guerra. Creemos controlar el mundo porque somos ignorantes.

Aparentemente, vivimos en un Estado de Derecho. Pero todo degenera. Derecho internacional,    derecho comparado, derecho a roce, derecho al pataleo, derecho al precipicio.

Los que crecimos bajo el reinado musical de Camilo Sesto estamos desfasados. Hemos vivido tan bien que la cosa solo podía empeorar. Y es que la democracia no se aprecia hasta que se pierde.

Aparecerán nuevos estudios: Ingeniería social avanzada, Experto natural en inteligencia artificial o Diseñador de drones de combate.

No te estreses demasiado, me aconsejó el psicólogo. Digas lo que digas o hagas lo que hagas, luego pasa lo que pasa.

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