Me pregunto qué es un triunfador y hallo la respuesta en internet: «Es el líder que hace planes, progresa, aprende de los demás…». Esto me indica que un triunfador es un líder, palabra que viene del inglés leader: que conduce, dirige. A Hitler le llamaban «Führer», que también viene de dirigir, en alemán. A Franco le llamaban «Caudillo» y «acaudillar» es una forma de dirigir. Se me ocurre consultar la palabra «perdedor». Otra vez en internet, de boca del «tío» Google –como suele llamarle Josep Pons Fraga--, aprendo que los perdedores «son personas que raramente se ponen objetivos, o que los abandonan sin alcanzarlos». Deduzco que estos no «dirigen» –no lideran--, y se me apunta que suelen ser más bien pesimistas. Ahí lo tenemos: «triunfador» y «perdedor» son opuestos. Y supongo que a cada triunfador le corresponde su perdedor, como dice la Física, según la tercera ley de Newton: «A toda acción le corresponde una reacción igual y de sentido contrario». No sé si el «perdedor» de Hitler sería Churchill, pero sí sé que acabó ganando. Entre Biden y Trump, ¿quién es el triunfador y el perdedor? Depende del color del cristal con que se mire. En todo caso sí son opuestos. De modo que a lo mejor Newton tendría que volver a formular su principio, si lo aplicáramos a la vida. Todos tenemos nuestro opuesto, y todas las cosas también (dulce, salado; alto, bajo…). Cuál es el opuesto de Zelenski: Putin. Y el de Lula da Silva: Bolsonaro. Cuál es el opuesto de trabajador: vago. Más opuestos: fuerte, débil; listo, torpe; ahorrador, despilfarrador; tormenta, calma; dominador, dominado… Y en literatura, quién es el opuesto de don Quijote: Sancho, por supuesto (cuando dicen «por supuesto» yo pienso: «por su puesto», y me contesto: «o por el mío». Porque en este mundo traidor todos aspiran al «puesto» de su vecino, del que sólo ven las ventajas, nunca los inconvenientes).
Sin embargo, no creo que todo pueda reducirse a ese bipartidismo de conceptos, tipo PP, PSOE. En el mundo hay muchos más partidos, grandes y pequeños. Nada es todo blanco o todo negro (que por cierto nunca he entendido porqué a los negros se les llama personas «de color», como si los demás fuéramos incoloros –y a lo mejor inodoros e insípidos). En el mundo de los opuestos parece que no hubiera término medio, lo cual es una equivocación. Entre moreno y rubio hay castaño, trigueño, pelirrojo, blanco y hasta calvo, je, je… Pero hoy en día no se dice «calvo», se dice «no tener un pelo de tonto».