Dicen que hay quienes reservan la cena de Navidad en pleno verano. «Lo tenemos completo» contestan algunos restaurantes, cuando se intenta reservar mesa. Y cuando uno busca ideas para esas cenas opíparas, yo creo que muy desaconsejables, puesto que de grandes cenas siguen estando las sepulturas llenas, el estómago no consigue hacerse a la idea. Pierna en su jugo –no dicen de quién es la pierna–, pavo navideño, magret de pato, lomo en salsa, romeritos con camarón, pechuga con costra crujiente –no dicen de quién es la pechuga–, pularda rellena, solomillo aromático, roast beef, cordero asado al tomillo, lomo de salmón en hojaldre, cochinillo asado, redondo de ternera al horno, salpicón de marisco, tacos de atún, centollo, langostinos al whisky, calamares rellenos, camarones al ajillo, cóctel de mariscos, buey de mar relleno, lubina a la sal, brochetas de rape y tomatitos, merluza en salsa verde, besugo al horno, dulces nevaditos, turrones, árbol de Navidad de hojaldre y chocolate, polvorones de coco, mousse de crema de orujo, macedonia de frutas, marquesas de Navidad, bolitas de chocolate con naranja y albaricoque, mantecados, pavlova de frutos rojos, baklavas, carquiñoles, trufas, vinos, cavas, licores, cafés, etc.
¿Pero cuál es la Navidad del pobre? 120 millones de personas en Europa viven en situación de pobreza y tienen que recurrir al banco de alimentos. Caritas aclara que la pobreza infantil afecta a uno de cada tres niños. Se agota la ayuda familiar. Aumenta el distanciamiento entre clases sociales. Falta vivienda, abunda el desempleo, mucha gente duerme en la calle, falta asistencia sanitaria, etc. Sin hablar de los países del tercer mundo. Por cierto, el primer mundo lo integran los países capitalistas aliados de Estados Unidos, el segundo los países comunistas de la guerra fría aliados de la antigua Unión Soviética y el tercero los países no alineados o neutrales. Supongo que con algunos países más que de «alineados» deberíamos hablar de «alienados», porque ¿qué van a cenar los pobres en Navidad? Por mucho que algunos digan que las gambas son las cucarachas del mar, no me hago a la idea de comerlas fritas. Y por mucho que en las cenas de empresa se juegue al «amigo invisible», no me parece recomendable la cena «invisible» de los indigentes: pato a la naranja sin naranja ni pato, langosta con cebolla sin cebolla ni langosta, turrón de Alicante sin Alicante ni turrón, vino Ribera del Duero sin Ribera ni Duero, y agua de la acequia.