La espantada de Vox y su ruptura con Marga Prohens coloca a la política balear en un nuevo escenario muy diferente al que se fraguó hace apenas un año, cuando el PP y Vox sellaron el pacto que dio la Presidencia del Govern a los ‘populares'. Muchas cosas han pasado desde entonces y casi todas del lado de Vox. El partido de extrema derecha ha sido un constante foco de inestabilidad en este año. Todas las crisis con el PP se han debido a crisis internas de los de Santiago Abascal. Su salida del acuerdo no evitará que vuelvan a pasar por procesos de inestabilidad interna y más bien parece que sucederá todo lo contrario. Que Vox puede implosionar del todo a partir de octubre es un secreto a voces, lo era antes de que se rompiera el acuerdo con el PP y ahora más. El sector crítico no se habla con el oficial y eso acabará estallando más pronto que tarde.
Marga Prohens tendrá que aprender a manejar esta situación, con una formación que muy probablemente irá a la yugular de la presidenta con sus propuestas que, sin embargo, poco daño pueden hacer porque no tienen la más mínima posibilidad de buscar una mayoría alternativa y pretender que la oposición vote a favor de sus obsesiones. El daño que puede hacer Vox está muy acotado y prácticamente se circunscribe al boicot a los Presupuestos. Aun así, Prohens tendrá que girar el timón para que las propuestas que quiere sacar adelante en materia de simplificación, administrativa, de impuestos o de vivienda, por poner ejemplos, no terminen siendo un calvario en la negociación parlamentaria.
Vox y PP se van a tener que resituar políticamente, pero no solo ellos, los dos protagonistas de este drama, porque también deberá resituarse la oposición en este nuevo escenario.
El movimiento de Vox ayuda a Prohens. La izquierda lo sabe perfectamente aunque en sus declaraciones públicas diga lo contrario. La presidenta se libra del lastre de sus socios de extrema derecha y eso deja a PSIB, Més y Podemos sin el argumento que llevan repicando machaconamente desde hace un año: si Vox es ultra y el PP está con Vox, el PP es ultra. Se acabó.
La izquierda se ha quedado sin el único mensaje que lleva empleando desde hace un año, así que también a ellos les va tocar encontrar un sitio distinto en este nuevo panorama político. La izquierda se ha quedado sin discurso, sin ultras a los que comparar con Prohens y sin denuncias a la presidenta por su inacción contra la masificación. Todo ha cambiado en las Islas en apenas un día. Si la izquierda sigue el rumbo que ha seguido hasta ahora, que vaya olvidándose de gobernar dentro de tres años. O antes, quién sabe.