Síguenos F Y T I T R
Hoy es noticiaEs noticia:
atalaya 77

Salud

|

Ese bien tan preciado, pero al que solo recordamos cuando nos falla; aunque se trate de un simple catarro, no estar en plena forma nos afecta más de lo que desearíamos. La tos impertinente consigue que mi cabeza parezca que vaya    a estallar. Jarabe, té con miel y limón, ayudan a apaciguarla; pero nadie me quita de que pase una semana hasta sentirme recuperada. La verdad es que cuando éramos jóvenes; un catarro no tenía importancia y seguíamos con nuestro ritmo de vida… pero ahora    ya no es lo mismo. Como han pasado los años… En fin, corramos un tupido velo y cambiemos de tercio.

Estos días la noticia de la semana es la repentina muerte del papa Francisco. Para mí que nunca he sido católica ferviente y poco practicante, puedo decir    únicamente, que me parecía un hombre bueno de verdad; seguramente con menos poder del que hubiera necesitado para poder arreglar muchas más cosas. Pero ha permitido    destapar las «cloacas de la Iglesia»; y ser benevolente con las personas de sexo ‘no tradicional’. Eso para mí es un puntazo a su favor.

Desde niña aprendí que la Iglesia no era para nada perfecta; cuando en el colegio me quitaban 10 puntos por el simple hecho de no haber ido a misa.    Yo vivía en el campo y mi familia no se esforzaba en llevarme a misa, tal vez porque ya mi padre pensaba como yo pienso ahora. Cuando descubrí que si pagabas podías comer de todo los viernes, ya me rebelé por completo. O sea que los pobres que no podíamos pagar… ¡No! Si era verdad que había un Dios no podía ser tan injusto. Que mal nos la querían imponer; la religión no puede ser una orden, sino un camino lleno de amor al prójimo y a nosotros mismos.

Cuando crecí descubrí la importancia de la palabra ética; y me gustó mucho más que la religión. No me imponía nada, tan solo debíamos tratar de hacer las cosas bien, conseguir que nuestra conciencia nos empujara a obrar siempre de la mejor forma posible para todos. Decidí que no necesitaba creer en un Dios todopoderoso, que nos castigaba muy a menudo. Preferí creer en mí misma; en que mi conciencia me dictara siempre lo correcto. Y si me equivocaba podía rectificar, que eso es de sabios…

Sin comentarios

No hay ningún comentario por el momento.

Lo más visto