A ver, yo te seré tan sincero como lo intento ser cada vez que nos sentamos ‘asseguts a sa vorera’. No sé demasiadas cosas sobre la justicia, pero sí sé que algunas veces hay quien, con razón, no la ve justa. No entiendo cómo funciona ni la cadena de mando que se sigue desde que se detiene a alguien que ha hecho algo tipificado como un delito hasta que otro alguien le acusa y un tercer alguien le condena simple y llanamente, por hacer algo que no se puede hacer contra el estado del bienestar de todos. Esta parte de la teoría es la que, a priori, parece fácil de entender, ¿no?
Pues parece que no. Resulta que ahora se celebra que se indulte a aquellos que han cometido delitos para evitar que el peso de la justicia caiga sobre ellos, ellas, elles, ellis y ellus. Este país se ha vuelto tan majara que ahora, lo importante, es modificar el delito para que no moleste a aquellos que lo han hecho mal, que no se han arrepentido y que aseguran que seguirán haciéndolo igual de mal o peor. Hemos normalizado que se persiga a los buenos y se encumbre a los malos por el beneficio de alguien que no solo ha perdido el norte. También ha perdido el sur, el este y el oeste.
Hace tiempo que la política -perdón, los políticos- se ha empeñado más en hacer lo que se quiere que en hacer lo que toca y eso tendrá unas consecuencias que pagaremos todos con dinero y con cosas mucho peores. A la sociedad, que ya está asqueada de tanto mangoneo le queda, una vez más, el mensaje de que hay más interés en proteger al delincuente que en ofrecer garantías al que cumple con la ley. Que, como te decía, es más importante modificar sustancialmente la ley que condena al delito que luchar para que no se vuelva a cometer.
Ya, no hace tanto, hubo quién metió la zarpa del modo más zopenco y torpe en la ley con intereses partidistas y partidarios, beneficiando a condenados con aquello de la ley del ‘Solo sí es sí’. Ahora, más de lo mismo, premiando a quien lo ha hecho mal.
Tenemos la inmensa suerte de que nos resbala que nos tomen por tontitos de las fronteras para afuera porque de lo contrario, ya habría habido movilizaciones. Pero, te sigo siendo sincero, manifestarse con este calor no es bueno. Da mucha pereza, pensarán algunos, comprometiéndose con la defensa de sus derechos sociales a partir de septiembre, «passat festes».
Cuando me sobra algo de tiempo y lo dedico a seguir la actualidad política, me tiene enganchado como la mejor de las series para ver hasta dónde llegan los canallas y su habilidad para reírse de todos, todas, todes, todis y todus.