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Un clavo saca a otro clavo

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Ciertamente, la expresión de la sabiduría popular de que un clavo saca a otro clavo, imposible en sentido literal (hacen falta tenacillas) pero que a veces se cumple en el figurado, no se refiere a que una desgracia se alivie con otra de similar peso y tamaño, sino solo a las desgracias amorosas y los males de amores, pues otro tipo de males ya tienen otros refranes no menos sabios, como a grandes males grandes remedios o no hay mal que por bien no venga. Sin embargo, dado que los políticos y sus seguidores no manejan bien la sabiduría, ni siquiera la popular (se hace unos líos tremendos), les da igual sufrimientos amorosos que casos de corrupción en sus filas (joden igual si se descubren), y eso del clavo les gusta mucho más, sobre todo si se le clava al otro, nuestra actualidad consiste ahora en discusiones sobre si el repentino clavo del ministro Montoro en el PP saca en parte el clavo corrupto de Cerdán y compañía en el PSOE, y si hay o no hay empate a clavos.

Aceptando el hecho de que lo que vale para amores vale para corrupciones, por qué no, la novedad interpretativa (la sabiduría popular hay que interpretarla) de que el clavo que realmente saca a otro clavo es el que se le clava al otro resulta verdaderamente interesante. Y tampoco es tanta novedad, porque el PP, clavo va clavo viene, lleva años acusando al PSOE de todas las corrupciones, a fin de olvidar así las suyas. Sus propios clavos. ¡Y ya casi lo habían conseguido! ¿Logrará ahora el PSOE que este clavo ajeno saque el suyo? Si nos atenemos al sentido original de la expresión un clavo saca a otro clavo, incluso con la licencia de igualar padecimientos amorosos a padecimientos políticos, la respuesta es no. Desde luego que no, es inútil seguir por ahí. Porque si ambos contrincantes siguen por ahí, nos encontramos con otro refrán acerca de los males en general que nos afligen, que ya hemos dicho que los hay a centenares.

El famoso ‘Mal de muchos, consuelo de tontos’. Es admirable cómo se parece nuestra actualidad política, en plena era tecnológica, al más vetusto refranero. ¿Y hay consuelo en parecer tan tontos? Por lo visto, sí. Y ese clavo sí que no hay quien nos lo saque, ni con tenacillas.

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