Vamos, que ya está listo. El agosto baja la persiana este fin de semana hasta el año que viene con la sensación de que ha cumplido con su cometido. O al menos, con parte de él. Ha mosqueado a los que no les gusta como mes y ha contentado, ni que sea parcialmente, a los que viven de él. Sea como sea, los 31 días más incómodos para la Isla ya forman parte de la historia como lo será, en breve, el verano.
Cuesta no ponerse melancólico en el último fin de semana de agosto cuando hasta no hace tanto estábamos en mayo disfrutando de jornadas de luz infinitas, temperaturas muy agradables y un montón de ilusiones por cumplir para este verano. Espero que, en lo último, hayas puesto tu mejor versión porque el tiempo no vuelve.
Sant Lluís se desmelenará este sábado, domingo y lunes, mientras en Mahón ya cuelgan los adornos, las neveras están más llenas de lo normal y se acercan los días grandes. No te explico nada nuevo, lo sé, ni nada que no sepas, es lo que tiene la vida que, ante todo, es cíclica y todo va y todo viene. O casi todo, al menos.
Pero en casi todo nos ofrece una oportunidad de mejorar lo presente. Por ejemplo, si en las fiestas de Sant Lluís no te lo pasas bien, apura en las de Mahón. Si no has nadado suficiente este verano, aprovecha las algo más de dos semanas que quedan. Si no has visto a todos los que querías ver o no tanto como querías, organízate los días… Aunque es verdad que extrañamente en invierno (ya sabes que al Otoño, si puedo, ni lo menciono) parece que tenemos más tiempo… O menos cosas que hacer.
El lunes veremos todo de una forma distinta, el agosto habrá acabado, al igual que muchas vacaciones y, mientras a algunos se le habrán acabado las excusas para no ir a la playa porque «hay mucha gente» a otros le tocará aquello de «es que ahora hace frío». Los pequeños no irán a la escuela, todavía, porque tengo la sensación de que en Menorca empieza más tarde para que puedan disfrutar en estos días extras de septiembre lo que no han podido en agosto. Es para compensar, supongo.
Si has perdido el verano o tienes la sensación de que lo has tirado, no le des muchas vueltas, primero porque no sirve de nada y segundo porque seguramente llevas muchísimos veranos haciéndolo. Y no creas, ni por un segundo, que los veranos han cambiado porque la verdad, te guste o no, es que el verano sigue siendo igual y el que has cambiado eres tú o tu realidad.
Y lo mejor que puedes hacer es adaptarte porque no tiene pinta de que esto vaya a cambiar, al menos en los próximos años. Pero siempre te quedará el otoño. A ti, porque a mí no me gusta.