El gran clásico chino del siglo XIV «Romance de los tres reinos», del letrado Luo Guanzhong y que transcurre durante el fin de la dinastía Han en el siglo II dC, comienza según una de las escasas traducciones al castellano con estas extraordinarias frases. «Todo lo que está bajo el Cielo, tras un periodo de división tiende a unirse; tras un periodo de unidad, tiende a dividirse. Así ha sido desde la antigüedad». Por supuesto, cada experto traduce el chino como le parece y las ediciones inglesas dicen otra cosa. «Los imperios se alzan desde el caos y los imperios colapsan de nuevo en el caos desde el principio de los tiempos». No tiene nada que ver, pero los ingleses son así. Yo prefiero mi propia traducción. «Todo bajo el cielo tiende a unirse y luego, a separarse». Más estético, más limpio, más chino. No porque yo sepa chino, pero sé castellano. Suena mucho mejor así y, además, se trata de una sentencia exacta, veraz, antiquísima y de absoluta actualidad. Como si estuviéramos todavía en el ocaso de la dinastía Han. Todo lo que se unió durante los últimos 80 años (la ONU, la Unión Europea, la legislación internacional, la globalización...), está ahora dividiéndose por lo que llaman polarización, mientras al mismo tiempo, las ultraderechas, los nacionalismos supremacistas y las hordas del caos se apoyan, se unen y muestran una solidaridad entre sí que ya quisieran las desunidas izquierdas. Ya lo hemos visto otras veces, puesto que nada es nuevo bajo el cielo. Todo consiste en gente que quiere unirse y gente que quiere separarse, como decía Danny DeVito en «La guerra de los Rose». También es cierto que casi todos los que quieren unirse a algo, en realidad lo que quieren es absorberlo, comérselo. Como en una opa hostil, en efecto. En eso precisamente consiste la actualidad, hablemos del siglo II, del XIV o de ahora mismo. Sobre todo, de ahora mismo. Cuando todo lo que estaba unido se disgrega, y las sombras dispersas del fascismo se unen como forajidos. Puesto que casi nadie analiza la actualidad a la luz de los clásicos chinos, quizá saber que todo bajo el cielo tiende a unirse, y luego, a separarse, no les consuele. A mí tampoco, pero esa es otra cuestión.
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