Filósofos, sociólogos y politólogos no suelen dar mucha importancia a los entretenimientos, y a ideólogos y moralistas les parecen una frivolidad, cuando son la cosa más importante del mundo. Esto se sabía desde antes de Nerón, y el poder siempre ha procurado controlar los entretenimientos de la gente, y fomentarlos, porque quien los gestiona dominará el mundo. Cualquier persona, desde el mismo nacimiento, está en lucha permanente contra el aburrimiento, y hará cualquier cosa para huir de él. La facultad de aburrirse no la posee ninguna otra criatura, ni siquiera las ostras, y de ahí nuestra avidez de entretenimiento. Quien colme esa necesidad nos puede manejar a su antojo, razón de que hasta la Iglesia, y las grandes religiones, ofrezcan a sus fieles ceremonias, actos, festividades y numerosos entretenimientos que robustecen su fe. Pero eso sí, sin llamarlo entretenimiento, lo que les restaría seriedad y transcendencia.
Casi nadie acepta que no hay nada más serio y transcendente que los entretenimientos, como ya apuntaron Pascal y Chesterton. Solo el estamento militar otorga desde siempre la importancia debida a las maniobras de entretenimiento, llamadas de diversión, a fin de desviar la atención del enemigo en las guerras. Desviar la atención era la antigua definición de diversión, aunque ahora se ha complicado mucho, pues como demuestran la política y economía actuales, se trata más bien de centrar la atención precisamente en el entretenimiento.
El periodismo lo entendió desde el principio, de ahí el formato del periódico, que si no añadía a la información y noticias secciones de entretenimiento y espectáculos, no vendía nada. Excelente formato, perfecto, pero que no ha podido evitar que en el presente la propia información, y las opiniones, formen parte también del entretenimiento. La actividad básica del presidente de Estados Unidos, por ciento, y de las grandes compañías tecnológicas. Del dinero. Al poder por el entretenimiento, que en España es ahora judicial. Debe ser la famosa cultura del ocio que nos profetizaron. Turismo, internet, móviles, deportes, espectáculos, contenidos, IA… Todo son ya entretenimientos. A ver si nos lo tomamos en serio.