Durante los últimos meses, han salido a la luz denuncias graves respecto a las condiciones laborales que enfrentan los trabajadores en distintos festivales en España. Un vigilante de seguridad que prestó servicios en uno de estos eventos relató en detalle lo que vivió, y las palabras resultan impactantes: ausencia de baños, alojamientos infrahumanos, jornadas interminables y un trato que incumple las normativas vigentes de seguridad y salud laboral.
Este tipo de relatos no han pasado desapercibidos para las autoridades. La Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se ha manifestado con contundencia, calificando estas prácticas como «inaceptables» y subrayando la existencia de herramientas legales que deben aplicarse para evitar abusos en el sector de los festivales y espectáculos.
En un contexto donde la industria musical crece año tras año, la calidad de las condiciones laborales reclama tanto atención pública como medidas efectivas por parte de empleadores y autoridades.
Condiciones infrahumanas para trabajadores de seguridad
El relato proviene de un vigilante de seguridad que laboró en un festival el pasado julio. Según narró, durante la celebración del evento se encontraba en la imposibilidad de acceder a un servicio higiénico adecuado, lo que le llevó a tener que utilizar espacios improvisados, como patios, para sus necesidades básicas.
Además, denunció que el alojamiento asignado no solo era insuficiente, sino además estaba repleto de gravedad: tuvieron que dormir en naves mal ventiladas y sometidos a un calor extremo, sin las mínimas condiciones de higiene. Lo que se conocía popularmente como camas calientes consistía en turnos rotativos en literas donde la ropa de cama no se lavaba ni renovaba entre cambios.
Incluso, el trabajador se vio obligado a usar una gorra sudada que pertenecía a un compañero, recibiendo instrucciones de devolverla tras su uso, lo que refleja un manejo negligente del material personal y de protección. Las sombras o zonas para refugiarse apenas existían, sumado a la entrega de chubasqueros de mala calidad que debían portar pese a las altas temperaturas.
En cuanto a la jornada laboral, describió extensas horas sin descansos adecuados, con turnos largos consecutivos y dificultades para conciliar el sueño entre ellos debido al ruido constante generado por la música y la actividad del festival.
Normas claras y acciones contra abusos
Frente a estos testimonios, Díaz ha sido clara: las condiciones denunciadas violan múltiples normativas que amparan a los trabajadores. Señaló que el Estatuto de los Trabajadores, especialmente en su artículo 34, establece límites claros para las jornadas laborales —que actualmente no deben superar las 40 horas semanales— y garantiza periodos de descanso mínimos entre jornadas.
También recordó las regulaciones específicas para trabajo nocturno y en turnos rotativos, muy comunes en sectores como la seguridad en festivales, que requieren salvaguardas adicionales para prevenir riesgos.
La ministra enfatizó la existencia de mecanismos legales y procedimientos para denunciar estas irregularidades de manera anónima, como el «buzón del fraude», como herramienta para que los empleados protejan sus derechos sin temor a represalias.
Asimismo, hizo un llamamiento firme a las empresas organizadoras y responsables de la contratación para que respeten escrupulosamente la ley y provean todo lo necesario en materia de equipos de protección, vestimenta adecuada y condiciones dignas de trabajo. Subrayó que incumplimientos de horarios, descansos y estándares de salud y seguridad son intolerables, y que no deben permitirse.
Nilo Garciaganas de ver a un hijo tuyo trabajando con esas condiciones....