Muchas personas enfrentan a diario el incómodo problema de tener los labios secos y agrietados, especialmente durante el invierno o en ambientes con temperaturas bajas. Aunque puede parecer una molestia menor, esta condición impacta considerablemente en la salud y apariencia del rostro, lo que genera preocupación y búsqueda de remedios efectivos. Una práctica muy común, y errónea, es la de humedecer los labios con saliva. Según el enfermero Jorge Ángel, esta costumbre que inicialmente parece aliviar la sensación de ardor o tirantez, puede ser contraproducente y empeorar la deshidratación cutánea.
Los labios, a diferencia de la mayor parte de la piel, carecen de glándulas sudoríparas y sebáceas, responsables de mantener la humedad natural. Esto hace que pierdan agua con facilidad, especialmente ante condiciones climáticas adversas como el frío o el viento.
Los labios poseen una estructura única. El epitelio de esta zona es más delgado y está expuesto directamente a factores externos sin la protección de aceites naturales, por lo que su capacidad para retener hidratación es muy limitada. Además, la ausencia de glándulas hace que la piel no pueda autorepararse o mantenerse protegida frente al clima. Esta particularidad explica que la incidencia de labios agrietados aumente en algunas épocas, como en enero y febrero, cuando el frío persistente y la sequedad ambiental afectan a gran parte de la población. El aire frío y seco y las calefacciones artificiales intensifican la evaporación de agua en la superficie de los labios, lo que deriva en una sensación de tirantez y la aparición de grietas o hasta heridas superficiales.
Por qué chuparse los labios produce el efecto contrario al deseado
Cuando sentimos que los labios están secos, el reflejo natural y extendido es humedecerlos con la lengua. Sin embargo, esta práctica sólo ofrece una sensación momentánea de alivio. Según afirma Jorge Ángel, la saliva contiene enzimas digestivas y sales que aceleran la evaporación de la humedad y, paradójicamente, generan un desequilibrio que seca aún más la piel de los labios. Además, el efecto constante de mojar y evaporar puede dañar la fina capa protectora y agravar las fisuras o cortes que ya hayan comenzado a formarse, retrasando la recuperación. Por ello, aunque parezca un consejo trivial, es recomendable evitar por completo chuparse los labios y buscar métodos que logren retener y mejorar la hidratación natural.
- Beber suficiente agua: Mantener la hidratación corporal es fundamental para que la piel, incluyendo los labios, reciba el aporte necesario para mantenerse flexible y saludable.
- Aplicar bálsamos labiales específicos: Los productos recomendados contienen ingredientes como manteca de karité, aceite de jojoba o vitamina E, que forman una barrera protectora e hidratan en profundidad.
- Evitar ambientes muy secos: En interiores se aconseja el uso de humidificadores para minimizar la pérdida de humedad ambiental que afecta directamente a la piel.
- Proteger los labios del frío y viento: Utilizar bufandas o prendas que cubran la boca al salir al exterior reduce la exposición dañina.
Además, ante la aparición de grietas muy profundas o heridas que no cicatrizan, se recomienda consultar a un especialista para descartar infecciones o afecciones más serias.