Uno de los grandes temas que se dirimirán este viernes en la Cumbre de Granada es la posible ampliación a nuevos países de la Unión Europea en los próximos años. En los últimos tiempos el club comunitario ha crecido, y también ha menguado con el Brexit y la salida del Reino Unido. Sin embargo, la hoja de ruta de la expansión de la UE debe ser acordada por todos los actuales estados miembros, así como ceñirse a un rígido plan de adecuación de las normas nacionales a los procedimientos comunitarios.
El máximo representante de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, ha señalado en las últimas horas la importancia de ese encaje desde el punto de vista formal, recordando algo que parece de perogrullo pero no por ello carece de importancia. Y es que «no se discute igual a tres que entre 40, ni 27 o 37». Según Borrell, uno de los principales problemas del actual pacto comunitario es la propia naturaleza de unanimidad en la toma de decisiones y las dificultades que ello genera ante «el riesgo grande de no llegar nunca a un acuerdo consistente». El aviso a navegantes es claro: crecer «sin un refuerzo de los métodos de trabajo que permitan tomar decisiones de manera más rápida y eficiente puede que no nos haga más fuertes».
En el marco de la reunión informal de los líderes de la UE que se lleva a cabo en Granada uno de los temas capitales es precisamente la ampliación. En la jornada precedente los países candidatos a entrar en el bloque de la UE pusieron sobre la mesa sus aspiraciones ante los Veintisiete. Según fuentes del Elíseo se busca en último término poder hablar de Europa «más allá de los marcos institucionales y tradicionales existentes», y que los líderes europeos puedan mantener «un diálogo directo en pie de igualdad y sin filtros».
Proceso de integración
Tal y como rezan los propios documentos de la UE, para ser miembro hay que seguir un procedimiento que «no se resuelve de un día para otro». Al contrario, en muchos casos los países deben transitar una senda de reformas y adaptaciones que puede demorarse años, incluso décadas. Cuando un país solicitante reúne las condiciones para ello, debe aplicar las normas y los reglamentos de la UE en todos los ámbitos. De este modo, el derecho europeo tamiza el ordenamiento jurídico nacional, traspasando sus disposiciones a todos los ámbitos.
Asimismo, cualquier país que reúna las condiciones para ser miembro de la UE puede solicitar la adhesión. Dichas condiciones se conocen como «criterios de Copenhague» y se resumen en encarnar una democracia estable regida por el Estado de Derecho, así como una economía de mercado y la aceptación de toda la legislación de la UE, incluida la relativa a la moneda común, el euro.
Un país que quiera pertenecer a la UE debe presentar una solicitud de adhesión al Consejo, quien, a su vez, solicita a la Comisión que evalúe la capacidad del solicitante de cumplir los criterios de Copenhague. Basándose en el dictamen de la Comisión, el Consejo toma una decisión sobre un mandato de negociación. Entonces se inician oficialmente las negociaciones, que se llevan a cabo capítulo a capítulo.
Cabe incidir en que, debido al gran volumen de normas y reglamentos de la UE que cada país candidato debe incorporar a su Derecho nacional, durante el período de preadhesión se ofrece a los mismos asistencia administrativa y técnica.
Ocho países están actualmente en proceso de transponer o incorporar la legislación de la UE al Derecho nacional. Algunos de ellos nacieron de la atomización de la antigua Yugoslavia y los conflictos bélicos en los Balcanes que marcaron los últimos años de la década de los noventa del pasado siglo XX y el inicio del XXI. Hablamos de Albania, Bosnia y Herzegovina, Moldavia, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia, Turquía y Ucrania. En este caso último, la invasión decretada por Vladímir Putin en febrero de 2022 ha acelerado los plazos y agilizado su pretensión de convertirse en estado miembro de la Unión Europea de pleno derecho. Finalmente hay otros dos posibles países candidatos que no cumplen todavía los requisitos para ingresar en la UE; estos son Georgia y Kosovo.
El apunte
Un caso especial
Kosovo encarna un caso ciertamente único y especial. Se trata de un estado no reconocido por España y otros agentes del tablero internacional. Sin embargo, la denominación de candidato a la que se remiten las esferas comunitarias se entiende sin perjuicio de las posiciones sobre su estatuto, en consonancia con la Resolución 1244 (1999) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y con la Opinión de la Corte Internacional de Justicia sobre la declaración de independencia del antiguo territorio serbio.