En una semana se cumplen nueve meses del ataque terrorista coordinado de los terroristas palestinos de Hamás que dio pie a la guerra entre Israel y el grupo islamista, y Tel Aviv empieza ya a preparar el terreno para una nueva fase en el conflicto, con la sombra de un nuevo frente abierto en el Líbano con la milicia radical de Hizbulá.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, mantiene este domingo una reunión con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el Comando Sur del Ejército —encargado de la ofensiva en la Franja de Gaza— para una evaluación de seguridad y para abordar la puesta en marcha de la 'fase C' de la guerra.
"Más tarde hoy (domingo) llevaré a cabo una evaluación de la situación en el Comando Sur. Seguiré de cerca el progreso de los combates y nuestros planes para completar los objetivos de la guerra", dijo Netanyahu.
Ya la semana pasada, el líder israelí dijo en una entrevista televisada que la guerra estaba a punto de pasar a la siguiente fase; ese mismo día, Gallant, de su visita a Washington, explicó a Estados Unidos que la 'fase C' de la operación militar estaba a punto de comenzar.
Este mismo domingo, el Canal 12 israelí dijo, citando a fuentes de seguridad, de que la operación militar en Rafah ha llegado a una situación que permite la "retirada táctica" de las tropas sin comprometer sus logros, así como que las fuerzas armadas han ampliado la zona de amortiguación en el Corredor Filadelfia —los 14 kilómetros de frontera con Egipto—, donde Israel mantendrá su presencia para evitar el contrabando.
Netanyahu ha dicho este domingo que "nuestras fuerzas están operando en Rafah, en Shujaiya y en toda la Franja de Gaza. Cada día eliminan a decenas de terroristas. Es una lucha dura que se libra en la superficie, a veces en batallas cara a cara, y en la clandestinidad".
El primer ministro israelí insiste que la operación militar no cesará hasta la consecución de sus objetivos: destruir a Hamás, liberar a todos los secuestrados, garantizar la promesa de que Gaza no representará más una amenaza para la seguridad de Israel y el regreso seguro de los residentes del sur a sus casas.
"En cuanto a la sagrada tarea de liberar a nuestros secuestrados: no hay ningún cambio en nuestra posición sobre la propuesta del presidente Biden, que acogimos con agrado. Todo el mundo sabe una simple verdad: Hamás es el único obstáculo para la liberación de nuestros rehenes", dijo Netanyahu.
El líder israelí ha insistido en que solo "una combinación de presión política y militar, por encima de todo militar", podrá conseguir el objetivo del retorno de los rehenes, ha asegurado en declaraciones recogidas por el Times of Israel.
"Para quien siga dudando de ello, le repito que no hay sustituto para la victoria", ha dicho Netanyahu.
Por su parte, los terroristas palestinos aseguraron este domingo que la operación militar israelí habría producido supuestamente y hasta el momento 38.000 muertes y 87.000 heridos, según fuentes del Ministerio de Sanidad, dirigido por los islamistas radicales.
El frente con Hizbulá
Israel tiene abierto otro frente en el norte, con la milicia radical islamista de Hizbulá, respaldada por el régimen totalitario de Irán. Este domingo, el ministro de Exteriores de Israel, Israel Katz, ha avisado que su país atacará "a plena potencia" si el grupo terrorista chií no se retira del sur de Líbano.
Se trata de la respuesta de Katz a la declaración de la misión de Irán ante Naciones Unidas en la que decían que si Israel iniciaba una "agresión militar integral" contra Líbano, "todas las opciones, incluida la plena participación del eje de la resistencia, estarían sobre la mesa".
"Si Hizbulá no cesa el fuego y se retira del sur de Líbano, actuaremos contra ellos a plena potencia hasta que se restablezca la seguridad y los residentes puedan regresar a sus hogares", ha dicho Katz en X (antes Twitter). Además, Katz ha advertido a Teherán de que "un régimen que amenaza con destruir merece ser destruido".