Mauricio López-Roberts, que fue condenado a diez años de cárcel como encubridor del doble asesinato de los marqueses de Urquijo, ocurrido el 1 de agosto de 1980, ha fallecido en Madrid a los 72 años.
Según la esquela que publica hoy el diario El Mundo, López-Roberts, marqués de Torrehermosa, murió el pasado sábado, día 7, y su entierro se ha llevado a cabo «en la más estricta intimidad».
López-Roberts fue condenado el 26 de febrero de 1990 por la Audiencia Provincial de Madrid, que le sentenció también a pagar una indemnización de 10 millones de pesetas a cada uno de los hijos de los fallecidos, Juan y Miriam de la Sierra.
La condena de López-Roberts se produjo en el segundo sumario del caso, abierto en octubre de 1983 a raíz de unas declaraciones del propio marqués, que llevaron a su detención y a la de Javier Anastasio, y a su respectivo procesamiento como encubridor y coautor del doble crimen, respectivamente.
En esas declaraciones, López Roberts aseguró que había prestado 25.000 pesetas a Anastasio para que viajara a Londres el día en que fue detenido Rafael Escobedo, exmarido de Miriam, y hasta entonces único condenado por el doble crimen.
Escobedo había sido sentenciado en mayo de 1984 a 53 años de prisión como autor del doble crimen ocurrido en un chalé de Somosaguas (Madrid) y cuatro años más tarde, en julio de 1988, fue encontrado ahorcado en su celda del penal de El Dueso, en la localidad cántabra de Santoña, donde cumplía condena.
Según la sentencia de la Audiencia de Madrid, Escobedo cometió el crimen «solo o en compañía de otros».
Tras su imputación, López-Roberts quedó en libertad provisional bajo fianza de medio millón de pesetas, mientras que Anastasio ingresó en la prisión de Carabanchel y fue puesto en libertad provisional en marzo de 1987, año en el que huyó de España.
El 18 de febrero de 1991, el Tribunal Supremo confirmó la condena de López-Roberts.
La sentencia destacaba que López-Roberts supo del crimen de los Urquijo porque se lo contaron Escobedo y Anastasio, pero no denunció los hechos a la justicia.
Anastasio, que concedió una entrevista televisiva en Brasil en 1990, nunca fue juzgado y la justicia retiró en 2010 los cargos que pesaban contra él al cumplirse 30 años del crimen.