Marga Prohens (Campos, 1982) acaba de ocupar el Consolat de la Mar como máxima autoridad de Baleares al frente del Govern. Dice que gobernará sin mochilas, pero con la voluntad de hacer el cambio que han pedido los ciudadanos en las urnas.
Ha podido cumplir su objetivo y no gobernará con Vox, pero ha pagado un alto precio.
—Hemos firmado un pacto de investidura y hemos buscado los puntos de encuentro de los dos partidos pero no hay nada que contradiga lo que decía el programa del PP.
Se siente cómoda.
—Vox fue el único partido que quiso pactar y facilitar la investidura del PP, que sacó en solitario más escaños que toda la izquierda junta. Huyo de los mensajes catastrofistas y del miedo.
Ya ha habido concentraciones de asociaciones contra usted.
—Respeto su decisión y ellos sabrán por qué se concentran antes incluso de que el nuevo Govern tome posesión. Me parece inaudito y ya valorarán ellos qué credibilidad tienen estas acciones. En cualquier caso, yo creo en una sociedad civil crítica, no sumisa ni con miedo al Govern, que es lo que ha pasado aquí.
¿Dice que ha habido miedo?
—Evidentemente. Había miedo porque cada vez que había una crítica, se respondía con un ataque de los consellers. Eso no lo van a encontrar conmigo. Voy a ser una presidenta que escuche, que dialogue y que cumpla su programa de gobierno. Eso sí debe quedar claro: he venido aquí a cambiar las cosas, no el decorado, y tengo el apoyo de la mayoría de los votantes con un programa de gobierno muy claro que es el que ha ganado y es el que voy a aplicar.
¿Qué espera de Vox? Dice que es libre y sin mochilas, pero alguna mochila lleva.
—Tenemos una comisión de seguimiento, que es lo habitual cuando hay un pacto político. Me he encontrado con un partido que ha respetado el resultado de las urnas y a los votantes del PP. A cambio, yo he ofrecido respeto a la tercera fuerza política de las islas. No me siento acorralada por Vox; tengo un pacto de investidura que voy a cumplir.
¿Y qué espera de la oposición?
—Veo que hay unos partidos que han aceptado los resultados electorales y a un PSIB que sigue sin hacer autocrítica ni entender por qué les han echado a la calle con un cambio tan contundente. Mientras no asuman que no lo hicieron todo muy bien, sino que algunas cosas las hicieron muy mal, con debates que no están en la calle, me temo que vamos a encontrar una oposición muy destructiva que no va a pensar en el bien común. El PSIB está ahora centrado en sacar rédito electoral y no le ha importado que se estuviera celebrando un debate en el Parlament, que era un debate de investidura y no un mitin. Solo les importa el acuerdo con Vox para hacer ruido antes de las elecciones con este discurso del miedo.
¿Y que Armengol vaya a Madrid?
—Soy muy respetuosa con el proceso que deberá seguir el PSIB, pero me parece un giro cómico del guion porque Armengol se ha pasado dos años en el Parlament diciendo que yo estaba en Madrid y cuestionando cómo podía aspirar a liderar un proyecto estando allí. Yo le auguro que se dará cuenta de que sí es posible.
¿Qué le parece que no viniera un ministro a su toma de posesión?
—No me parece un desprecio a mí o a mi Govern, sino a los ciudadanos y es una muestra más de un partido, el PSOE, aquí y en España, tan radicalizado, que es incapaz de aceptar los resultados electorales. Que la persona que ha presidido los últimos ocho años esta Comunitat, Armengol, hable de emergencia democrática y cuestione unas elecciones libres me parece gravísimo, irresponsable y de una radicalidad sin igual.
Usted vivió las protestas contra Bauzá. ¿No teme que le vaya a pasar lo mismo a la vista de las similitudes de lo que ha pactado en materia de lengua?
—Para nada. Nadie debería tener miedo a la libertad de los padres para elegir la lengua en la que matriculan a los hijos teniendo en cuenta que aquí hay dos lenguas oficiales. Hay un conseller d'Educació muy respetado por sector y vamos a hacer este cambio tranquilo desde el diálogo y la escucha. Y además lo vamos a hacer con recursos, porque los cambios también necesitan recursos y eso difiere de otras situaciones, además del talante.
¿Le ha dado consejos Bauzá?
—Estuvo en mi toma de posesión, como otros expresidents. Hablé unos minutos con él, como con Cañellas, al que agradezco que viniera, y con Armengol.
¿En qué lengua pedirá que estudien sus hijos?
—Mi lengua materna es el mallorquín. Es el que utilizamos en casa con ellos; les educo en mi lengua materna y esa es la normalidad de nuestra casa.
Memoria y fosas. ¿Cómo se va a garantizar que las familias sigan recuperando a las víctimas?
—Entrar en temas semánticos del nombre de las consellerías es seguir muy desconectado de lo que ha pasado. Hay partidos que lo han basado todo en el relato y la propaganda, pero vengo a gestionar, no a hacer márketing. El organigrama del Govern es muy clásico porque quiero que se dediquen a gestionar.
¿Y cómo afrontará este?
—Yo era portavoz del PP cuando se aprobó la Ley de Fosas, gracias a la buena predisposición de consenso que había entonces, que no ha habido en esta legislatura. Aquella ley responde a una cuestión de justicia que vamos a garantizar, porque todas las familias tienen derecho a saber dónde están sus seres queridos y a poder recuperarlos. La ley de fosas es un derecho de las familias y no puede ser un acto de propaganda política. Vamos a garantizar con recursos económicos que este derecho sea efectivo.
Ya que habla de semántica, la Conselleria de Medi Ambient queda troceada. Esto lanza un mensaje.
—Sí, que la sostenibilidad y el medio ambiente es algo transversal. No hay ninguna competencia que no haya sido asumida y, por primera vez en la historia, hay una Conselleria de ciclo del agua, que es el principal problema de sostenibilidad, de protección de medio ambiente, de lucha contra el cambio climático... Aquí había una Conselleria de Medi Ambient, pero podemos ir a dar una vuelta a ver cómo está la Serra de Tramuntana a las fincas públicas.
Se mantiene la Conselleria de Turismo aunque apenas tiene competencias. ¿También es un gesto frente al discurso del decrecimiento?
—Es una declaración de intenciones porque este es nuestro modelo: turismo, cultura y deportes. Málaga es nuestro punto de referencia. Reivindicamos nuestra primera industria, pero también decimos cómo la queremos: muy vinculada a la cultura y al deporte. Por cierto, el sector cultural había dejado de tener conselleria. Nosotros trataremos al sector cultural como un sector económico estratégico
Ha anunciado un decreto de emergencia habitacional.
—La crisis de vivienda es tal que es un error pretender solucionarlo todo desde lo público. El Govern tiene que proporcionar vivienda a los colectivos más vulnerables, pero la vivienda es ahora un problema de las clases medias y de los jóvenes. Ya estamos trabajando en una simplificación administrativa para eliminar la maraña legislativa, que es la que impide que se hagan pisos.
¿Y la eliminación del impuesto de sucesiones?
—Vamos a aprobarlo este mes. Hay mucho gente esperando que este impuesto injusto acabe. Es una cuestión de justicia a nuestros padres y nuestros abuelos