Además de ChatGPT, Candy AI, Character, Pygmalio o Anima AI son otras de las inteligencias artificiales que algunos usuarios utilizan para mantener conversaciones románticas o sexuales con un chatbot. Estas tecnologías permiten crear una fantasía propia, ofrecen compañía personalizada y brindan la tranquilidad de no ser rechazados por sus modos de actuación. En el caso de Candy AI, los usuarios incluso crean un personaje como si fuera una pareja, con apariencia fija o voz personalizada para adaptar la experiencia a los propios intereses.
«El consumo de porno de manera habitual ya ha demostrado tener efectos en muchas áreas de la vida de una persona, especialmente en edades tempranas. El uso de la IA con fines sexuales es un paso agigantado más en esa dirección», explica la psicóloga y terapeuta de pareja, Susana Ivorra. «Puede ser parte de una fantasía o un intento de reproducir la realidad tratando de eliminar los efectos negativos que son el riesgo al rechazo, a no estar a la altura , a ver expuesta nuestra autoestima, etc.», añade.
En cuanto a las evitaciones emocionales que se cubren con la IA , la experta analiza que la principal es el sentirse vulnerable en el encuentro erótico. Asimismo, informa que esto podría estar también vinculado a la soledad o inseguridades, aunque no en todos los casos señala. «Hay quienes simplemente han querido experimentar qué es por curiosidad».
Los riesgos que se esconden detrás del uso de los chatbots para relaciones afectivas son la pérdida de la mirada erótica propia e incluso la empatía, ya que se rompe la base de la interacción humana sustituyéndola por una relación con un objeto que no tiene capacidades para desear. A su vez, las IAs «nos habitúan un trato superficial y frágil, y ocupan un tiempo que no dedicamos a una persona, con los beneficios que ello tiene. Nos impide o dificulta relacionarnos con personas reales porque es más costoso emocionalmente hacerlo, ya que una persona puede incomodarte confrontar tus acciones, juzgarlas o rechazarlas», dice.
«Al evitar esos riesgos nos perdemos también sus beneficios, no sólo en la parte positiva sino también en cómo podemos mejorar al exponernos a lo negativo. Aprendemos a regular nuestras emociones en interacción con los demás. Si esa interacción se reduce y aumenta la interacción sin riesgo, corremos el peligro de no saber qué hacer con nuestras emociones y cuando surjan, las evitaremos y no alcanzaremos madurez emocional alguna», agrega.
Enamoramiento
Por su parte, el posible interés romántico hacia la IA plantea cuestiones particulares «del mismo modo que nos podemos enamorar de alguien a quien no hemos visto en persona, alguien con quien hemos tenido una relación a través de la pantalla (y en el pasado a través de carta o teléfono) sin vernos ni tomarnos, podemos generar estas emociones hacia las IA porque aunque sepas que no hay una persona detrás es muy fácil olvidarlo porque los sentimientos evocados sí son muy reales», narra. Así y todo, esta creación imaginaria desencadena una mala gestión de la frustración. Las relaciones reales requieren consentimiento, reciprocidad y deseo, ChatGPT, no.
«Es un síntoma más de la gran enfermedad de nuestro tiempo, y es que vivimos una crisis profunda en nuestras relaciones, la precariedad social, y económica ha llegado a los vínculos, que son cada día más frágiles y ante la falta de red fuerte tendemos a reducir los riesgos al máximo», concluye.
... es un poco lo mismo que pasa con las personas que crean un vínculo fuerte con una entidad INEXISTENTE a la que llaman dios, o virgen o santo determinado... con los mismos beneficios "a lo homeopático" y los mismos inconvenientes que mencionas...