La patera es una término utilizado para describir una embarcación pequeña que utilizan migrantes, generalmente de África, para llegar hasta las costas españolas. La palabra se comenzó a popularizar en los años 90, cuando empezaron a llegar las primeras personas desde el Sáhara Occidental a tierras canarias, que ha sido tradicionalmente el destino más popular.
Hace apenas 10 años, en Baleares el término patera era casi desconocido para los residentes. En las noticias, se oía sobre la llegada de las embarcaciones a otros puntos del país, pero parecía algo lejano. En 2016 se comenzaron a registrar algunas embarcaciones, que se contaban en decenas. Durante el 2019, 41 pateras con 507 migrantes llegaron a las Islas. En 2022, tres años después, el número creció un 500 por ciento, llegando a las 176 pateras y 2.637 personas.
La tendencia se ha mantenido al alza desde entonces. El año pasado fueron 330 los barcos que llegaron y 5.882 las personas. Este año el número se sitúa ya en aproximadamente 4.400. Para estas fechas en 2024 la cantidad apenas alcanzaba las 2.500 personas, un 43 por ciento menos. Ante este aumento de llegadas, la Cruz Roja habilitará unas carpas con capacidad de 160 personas en la Estación Marítima de Palma.
Tradicionalmente, la migración en patera se ha asociado a personas magrebís, sobre todo de Argelia y Marruecos, e individuos del Sáhara Occidental. Sin embargo, cada vez son más los que cruzan África desde distintos países hasta llegar a algún puerto argelino. Estas últimas semanas, muchos somalís han llegado a nuestras costas, a veces emprendiendo viajes de años por el continente.
La situación se vuelve compleja a nivel burocrático cuando llegan. A veces son encontrados por Salvamento Marítimo y llevados a costa y otras llegan ellos mismos. Una vez en tierra, la Guardia Civil los transporta hasta el Centro de Atención Temporal de Extranjeros. Allí se quedan durante unos días para evaluar su situación, tratar de identificarlos y decidir el procedimiento pertinente. Estas personas, normalmente con pocos recursos, no disponen de una defensa privada. Por eso, se les asigna un abogado de oficio de Extanjería. Algunos letrados han realizado un curso de especialización en el Colegio de Abogados para poder defenderles. La letrada Belén Porcel acude en muchas ocasiones a representar a los migrantes y explica cómo es el proceso desde dentro: «Hay un abogado en el turno de oficio para Extranjería. Sin embargo, cuando llegan pateras, no lo puede asumir todo uno y ponen refuerzos. Te llaman del Colegio de Abogados y te dicen que tienes que estar a determinada hora o en la Policía Nacional o en el CATE, que es donde se suele hacer las asistencias si son muchos».
Una vez llega al lugar, accede a una sala con una mesa y entre ocho y diez migrantes van pasando uno a uno, aunque sin poder dedicarles mucho tiempo: «No hay ningún tipo de entrevista personal con ellos, los ponen en un paredón, uno al lado del otro con un intérprete, normalmente árabe».
«Todos tienen derecho a justicia. Obviamente, no conocen a ningún abogado particular»
Belén Porcel comenta que tienen claros los procedimientos de las autoridades: «Ellos ya saben que quedan en libertad. Cuando nosotros llegamos, firman una serie de documentos, entre ellos , el acuerdo de devolución, que dice que han entrado por una frontera ilegal a España y deben regresar a su país. Contra ese acuerdo cabe el recurso de alzada, que lo que nosotros hacemos. Ese documento que se les entrega les permite viajar en barco».
Pero en que país de locos estamos viviendo, por no hablar de la defensa de las fronteras.