Tolo Roselló (Maó, 1972) es el tipo de persona de los que hace su trabajo cada día de la mejor manera posible sin meterse con nadie... Aunque a veces pueda tener motivos. Por mucho menos, otros darían un titular diario. Sobretodo por todo lo que pasó en el Sporting Mahonés antes del desastre.
¿Usted siempre ha querido ganarse la vida con esto?
Desde pequeño sabía que me tenía que dedicar al deporte. Todo el día estaba corriendo en el patio del Pabellón Militar con amigos que eran mayores que yo. A los ocho años empecé en La Salle, hasta juveniles, en el equipo entrenado por Pedro Jaime Bosch. Luego pasé a la Peña Blau-blanca… Se fusionó con el CD Menorca. Fue el año que subimos a División de Honor con Lluís Vidal. Después, en 3ª, un par de meses con el Isleño, y al Sporting en 2ª B… En el 92 me fui a Lleida, para estudiar INEF… Como preparador físico, he estado en varias etapas en el Sporting, y ahora en el juvenil del Menorca. También soy profesor en el Instituto Cap de Llevant…
¿No tiene la impresión de que hay como una explosión de gente haciendo footing por la calle?
Sí, y pienso que es debido a varios factores. Uno de ellos es que la gente se da cuenta de que con unas simples 'bambas', un pantalón corto y una camiseta, hace actividad física, y que en la vida diaria quien practica deporte se encuentra mejor. Otro factor importante en Menorca es el medio ambiente, como el Camí de Cavalls, un espacio que se empieza a descubrir. Y otro aspecto que no hay que olvidar es la crisis económica. Ahora hay mucha gente que tiene más tiempo para practicar deporte. Y si cuando las cosas iban bien el 'boom' eran los deportes con carga de adrenalina, ahora es todo lo contrario y se decantan por deportes con una fuerte carga mental y física, de sacrificio, algo que se puede corresponder con la crisis… Ojo, esto es una visión muy particular ¿eh?
Ahora está llevando la preparación física del CD Menorca. ¿Cómo ve a los chicos?
Es un reto importante para ellos, para el club y para el fútbol menorquín. Son casi 20 años sin un equipo en División de Honor. Los veo bien, con muchas ganas y motivación. Han tenido la suerte, suerte entre comillas porque todo se trabaja, de empezar bien, y eso da impulso. Creen en ellos mismos, y pueden competir.
Como el día del Barça.
Claro. Es que el Barça es otro mundo, como una Selección Mundial. Al principio todos estaban como asustados, pero paulatinamente se sintieron bien sobre el césped y tuvieron opciones de entrar en el partido. Pero ellos son el Barça y nosotros el Menorca. Haciendo el partido que se hizo, es un éxito.
De hecho, Lluís Vidal recordaba que el equipo ascendió para jugar ante equipos como el Barça.
Somos un equipo modesto, pero estamos en la misma categoría que los grandes. En un partido, puede pasar de todo. Hay que salir convencidos.
De lo que ha podido comprobar hasta ahora, ¿hasta dónde puede llegar este equipo?
Creo que a lo mejor no tendremos que sufrir lo que se pensaba. Quizá dé para seguir en División de Honor con algo de comodidad, sin nervios.
A nivel físico, ¿les tiene que hacer algo específico?
Estamos hablando de una categoría que no es broma. Es muy exigente, aunque no sea profesional. Ellos vienen de Liga Nacional o de jugar en Menorca, y este cambio mental lo están asimilando muy bien. El grupo es bueno, y son ellos los que están haciéndolo posible, con un buen inicio. Han de seguir así.
El mito por el cual el futbolista menorquín es un 'comodón' y no busca progresar más, ¿lo comparte?
Hay una parte de verdad. El jugador de aquí con cierta calidad está acostumbrado a subir desde las categorías base sin necesidad de esforzarse demasiado para jugar. Eso hace que llegue a cierta edad con unos hábitos que no son los que tienen los que compiten al cien por cien siempre, tanto dentro del mismo equipo como en la competición. Inconscientemente, el futbolista se acomoda. La manera de trabajar eso es a nivel interno de cada club, con la metodología de trabajo. En el Menorca lo hacemos, y creo que funciona.
Jugar en la División de Honor debe ayudar.
El handicap que teníamos era de ritmo de competición. Tu puedes entrenar mucho, hablar mucho, pero son ellos los que compiten, los que deben afrontar los problemas de cada partido. El ritmo, la mentalidad, los diferentes niveles físicos, técnicos y tácticos. Este año hay equipos como Barça, Espanyol, Zaragoza, Girona, Nàstic… Son equipos con una estructura muy fuerte.
¿Lluís Vidal aprieta mucho a los chicos?
Bueno (risas) Tiene su manera de entrenar y es exigente…
Usted lo tuvo de entrenador. O sea, que lo ha sufrido...
Sí, sí (risas). Bueno, sufrirlo no… Pero es que a estos niveles, un técnico ha de sacar rendimiento. Y la manera de hacerlo es exigiendo.
Estamos en una época de crisis. Y, hablando de crisis, el Sporting es un caso sangrante.
He estado en varias etapas en el club. Tanto al Sporting como al resto les costará mucho volver a estar en un momento similar al que estaba. Los clubs de élite de la isla están sufriendo el hecho de haber vivido durante mucho tiempo por encima de sus posibilidades. Los clubs, las Administraciones… Unos por los otros… Se animaron demasiado y mira dónde estamos.
Me han pedido que le pregunte cómo salió usted de Bintaufa.
Los últimos años del club han sido un poco… movidos.
Pero si nadie tenía queja de su trabajo...
En el fútbol todo son etapas. Llevaba cuatro años y medio, y el club tenía otros pensamientos en relación al staff técnico. Nos cambiaron a Miquel Gandía y a mi… Pero las maneras siempre se pueden mejorar… Fue un momento difícil. Yo salí bien a nivel personal y profesional, pero las cosas se pueden hacer bien o mal. El fútbol siempre vive del momento. Tiene memoria corta. En aquél momento el Sporting empezaba a estar tocado, y empezaba a vivir al día. Luego desembocó todo en lo que desembocó. Todo fue muy rápido, pero es un proceso que se gestaba y no tenía solución.
Se llegó a que cada dos días se iban tres futbolistas, que no tenían ni para pagar el alquiler.
Cuando todo se desmembró ya no estaba. Pero me lo esperaba, aunque no tan rápido. El club no funcionaba bien. Mi último año ya era complicado. Cuando iba a entrenar, ya veía que los jugadores, que los técnicos, tenían otras preocupaciones y no sólo el fútbol. Y que los jugadores que te tenían más confianza te decían cosas, y tu intentabas escuchar y sacar hierro para que se centraran.
A pesar de los problemas, el día del partido lo daban todo.
Sí, porque las situaciones difíciles hacen que el grupo se una, que sea una piña. A veces puede pasar al revés, pero ellos eran una piña.
Cuantas promesas perdidas por parte de aquella directiva ¿no?
No pienso particularmente en mi, la verdad. Pero si que estoy cada vez más convencido que para ser directivo de un club, hay que sentir ese club, no un interés personal. Por la repercusión del fútbol, algunos lo utilizan como vía personal, para sus intereses particulares. Y luego pasa lo que pasa.