No quiero ni pensar qué será de aquel turista despistado que se adentre en la zona acotada para tal ocasión, y es que los asistentes a la fiesta del agua de Sant Climent no perdonan. El evento se ha convertido en cita obligada para quienes quieran pasar un rato divertido en una 'guerra' de lo más fresca e inofensiva. Ayer por la mañana el tiempo invitaba a que te echaran un cubo de agua por encima, la verdad sea dicha, y si encima lo hacen ciudadanos disfrazados de plátano, de caixer, de superhéroe, con pelucas varias, o con pistolas de última generación en mano, se convierte en una experiencia a repetir el año que viene.
Dos camiones cisterna se situaron a ambos lados de la calle y, con las mangueras, empezaron a repartir agua a diestro y siniestro, aunque cualquier fuente o grifo doméstico sirvió para rellenar diferentes recipientes como cubos, vasos y hasta tiestos. En la fiesta del agua disfrutaron tanto mayores como pequeños y fue una manera de refrescarse antes de ir a comer a casa.
La calle Sant Miquel se convirtió en escenario acuático improvisado no apto para maniquíes de punta en blanco, y es algo que, seguro, a muchos ciudadanos les gustaría que sucediese en otras poblaciones.
Y respecto al turista despistado... seguro que acabaría pasándoselo en grande.