Los efectos de la moratoria turística son palpables un año después, aunque no se ha llegado al crecimiento cero. El decreto ley de circularidad y sostenibilidad turística fue aprobado por el Govern balear el 11 de febrero de 2022 y entró en vigor ese mismo día.
Aunque los efectos previstos habían de ser menores en Menorca, por carecer de bolsa de plazas, y encargarse al Consell establecer la limitación a través del PTI, cuya nueva versión está todavía pendiente de aprobación definitiva, las consecuencias se han dejado notar en el freno al crecimiento, cuyo ritmo prácticamente se ha detenido.
La estadística de alojamientos y plazas turísticas del Consell revela que entre la oferta total de 2021 y la de 2022 el crecimiento se cuenta en 531 plazas. De esa cifra, la mitad corresponde al alquiler turístico, sumadas en este apartado las de las viviendas turísticas vacacionales y las estancias turísticas, como son denominadas tras un cambio normativo. Es, en todo caso, la modalidad con más demanda y, en consecuencia, la que muestra mayor fortaleza y capacidad de crecimiento.
No obstante, otras medidas como la zonificación aprobada por el Consell, que limita los núcleos donde puede formalizarse esta oferta, han contribuido a frenar esa capacidad. Una observación de las variaciones que ha registrado en los últimos años permite concluir que mientras el resto de categorías ha permanecido sin variación o ha crecido muy poco, las viviendas turísticas han devenido en el motor de crecimiento de la oferta. En todos los casos, son cifras oficiales y, por tanto, solo se tiene en cuenta la oferta legal.
Dos mil por año
En 2018 las plazas de viviendas turísticas sumaban 23.783, al año siguiente eran 25.936 y en 2020 la cifra total se situaba en 27.931, lo que significa que durante ese trienio de gran tirón de la demanda se había crecido a razón de dos mil plazas turísticas por año.
La pandemia no solo no redujo el ritmo, sino que lo incrementó ya que contribuyó a cambiar los hábitos vacacionales en pos de pequeños alojamientos. Así, en 2021 la oferta sumaba 30.343 plazas y el año pasado, con la moratoria en vigor, la cifra se ha situado en 30.593.
Turismo de interior
Los pequeños establecimientos englobados en la denominación de turismo de interior, con oferta reducida en todos los casos, constituyen una modalidad todavía en desarrollo y con expectativas de crecimiento. Son los que mayor variación muestran en la comparación de los últimos años, aparte de las citadas viviendas turísticas.
El número de plazas en este tipo de alojamientos ha crecido en 71, lo que supone el alta de varios hoteles de interior. El resto de la planta hotelera ha crecido el primer año de la moratoria en poco más de 200 camas y el resto de categorías de alojamiento permanece invariable en cuanto a su oferta.
El número total de plazas turísticas regladas y legalizadas en Menorca, con cifras del año 2022 cerrado, es de 81.425, de las que 28.491 corresponden a hoteles y hoteles-apartamentos, y 19.551 a hoteles, una opción sin posibilidades ya de crecimiento.
Las claves
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Hoteles
La variación en la oferta hotelera entre 2021 y 2022 se cifra en 281 plazas y corresponde a proyectos en marcha o en tramitación cuando se promulgó la moratoria y desarrollados en el último año. Algo más de 200 de esas nuevas plazas están en hoteles de costa y 71 son de hoteles de interior, una modalidad al alza en los últimos años.
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Alojamiento rural
Ni la oferta de hoteles rurales ni la de agroturismos ha registrado variación en los últimos doce meses, aunque consta algún proyecto que está en tramitación. En la primera modalidad había el año pasado 226 plazas, las mismas que en 2021, mientras que los agroturismos han estabilizado su oferta total en 761.