La transformación del antiguo Hospital Verge del Toro en un centro sociosanitario de 84 camas está recorriendo un pesado y tortuoso itinerario. Si no surgen nuevos problemas, habrá necesitado diez años de trámites y obras. Antes ya cubrió otra fantasmal etapa de una década de cierre con el deterioro que tal estado ha acarreado.
El final de las obras es probable que acumule un nuevo retraso tras el descubrimiento de los fallos en la base de cimentación y la necesidad de reforzarlo. Si junio de 2024 es la fecha señalada, empieza a preverse que los trabajos se dilaten. Ademas quedará pendiente el equipamiento. La inversión final se situará en torno a los veinte millones.
El camino comenzó en 2015 cuando el Ayuntamiento de Maó decidió paralizar la reversión del edificio a la Tesorería de la Seguridad Social y retomar la idea del sociosanitario. En 2016, el arquitecto municipal ya advierte de patologías existentes en el edificio «y parecen graves».
Al año siguiente, el Govern anuncia que el proyecto de reforma se pone en marcha y fue programado en dos fases, la segunda de las cuales es la que ahora se ejecuta.