El lugar en el que se plantea el cambio de sentido como alternativa al cruce de los caminos de Algendar y Rafal Rubí, en el kilómetro 5,6 de la carretera general, alberga un yacimiento arqueológico. La glorieta propuesta en aquel punto invadiría el 70 por ciento del suelo bajo el cual se conservan restos arqueológicos catalogados.
Además invade los entornos de protección de yacimientos como los de Biniai y Sant Vicenç d'Alcaidús, próximos a ese punto. El conseller de Cultura, Miquel Àngel Maria, atenúa los riesgos, señala que esa situación ha sido tenida en cuenta en el emplazamiento elegido y que el proyecto, «como siempre, prevé el control arqueológico pertinente para valorar cualquier afectación al patrimonio».
El Ayuntamiento de Alaior, por su parte, expresa preocupación sobre la solución elegida por «el impacto sobre el patrimonio arqueológico». En el trámite de audiencia concedido por la Comisión balear de Medio Ambiente, como institución interesada, alude a la existencia de «diversos bienes de interés cultural a pocos metros», en referencia a Sant Vicenç d'Alcaidús, «con perímetro de protección que se ve afectado por el nuevo enlace».
Apunta que no es el único bien patrimonial afectado, «hay otros» que también podrían estarlo «dada la gran riqueza arqueológica de la zona para el nuevo enlace». De este modo se refiere al yacimiento que, según otras fuentes, subyace en el lugar mismo escogido para la glorieta, aunque su mención no resulta categórica al respecto por no ser de conocimiento general.
Acabar la obra iniciada
En el oficio de respuesta a la Comisión, que firma el concejal de Urbanismo, Cristóbal Marqués, Alaior es contundente en su preferencia de acabar «el enlace en proceso de construcción con una rotonda inferior circular». Aduce como argumento que es «la que obtiene más puntos técnicos favorables» en la documentación del informe de impacto ambiental. Lamenta que, a pesar de esa valoración técnica, se proponga la demolición de la estructura.
Recuerda el responsable municipal que la idea del derribo parece olvidar el número de vehículos que diariamente utilizan este cruce así como el tránsito de vehículos pesados. Pero sobre todo, «los propios criterios de seguridad dan mayor puntuación a este enlace tal como estaba contemplado». Añade otros argumentos fundamentados en el propio estudio ambiental como las ventajas del menor coste económico y no tener que expropiar más terrenos, «lo que disminuye las gestiones y los trámites administrativos que ello supone. Parece la opción más rápida y segura», expone el Ayuntamiento.
Información de impacto
La solución escogida, según la definición que aparece en el proyecto es una «intersección en T con carriles de aceleración y deceleración tanto centrales como laterales, que lleva adosada una pequeña glorieta ubicada fuera de la carretera Me-1 en forma de nuez (circular por un extremo y más puntiaguda por el contrario, el más cercacno a la Me-1) a la salida, en la que se realiza el cambio de sentido».
Este es para los vehículos que viajan en dirección Maó y quieran dirigirse al camino de Rafal Rubí. Si una de las claves era reducir la ocupación del territorio, Alaior cree que esta opción no satisface tal objetivo, «tendrá más impacto», alega, «y parece ocupar más espacio que la opción de acabar la opción de Rafal Rubí», aunque matiza que la información con que cuenta, la remitida por Medio Ambiente, no es completa y no puede manifestarse con exactitud.
Requiere más información sobre el impacto del enlace, aunque su verdadera preocupación está relacionada con el patrimonio arqueológico existente, el que puede ser invadido directamente y el relacionado con el perímetro de protección. Por esa razón, solicita un estudio arqueológico específico ante la posibilidad de restos a tenor del entorno en el que se ubica. De ese modo, podría analizarse también con más detalle las implicaciones ambientales.
El apunte
Casi 37.000 metros cuadrados de superficie asfaltada
La alternativa elegida, la glorieta con forma de nuez adosada a la calzada, implicará el asfaltado de 36.844 metros cuadrados, pero así y todo es la que menos consumo de territorio tiene entre las cuatro alternativas. Es prácticamente el único criterio en el que resulta mejor valorada que el resto.
Descartada la opción de acabado del puente, es también la que menos presupuesto necesita para su realización, 2,8 millones, sin IVA. Sin embargo, exigirá la expropiación ex novo de 9.970 metros cuadrados, que añade un coste de 49.850 euros, según refleja el proyecto técnico incluido en el estudio de impacto ambiental.
El puente a medio construir tendría coste cero en expropiaciones, aunque la superficie asfaltada, que incluye el puente y los viales de cambio de sentido y los accesos a los caminos de Rafal Rubí y Algendar supera en 10.000 metros cuadrados la alternativa elegida.