Las camas elevables «se ponen con cuentagotas» en los establecimientos hoteleros, las camareras de piso apenas notan este verano la aplicación de la medida estrella de la Ley Turística de Balears aprobada en 2022, aunque «entendemos que no se puede hacer un cambio así de la noche a la mañana», afirma Sara del Mar García, presidenta de la Asociación Kellys Unión Baleares. Ahora bien, el colectivo está «expectante» ante lo que pueda decidir el nuevo gobierno del PP en este aspecto de la normativa y prevé movilizarse si suprimen esta mejora laboral, «desconocemos todavía qué es lo que el Govern quiere derogar o flexibilizar de la ley pero no nos parece bien que supriman este punto», declara.
En la memoria de estas trabajadoras aún resuenan las declaraciones desafortunadas de la entonces candidata, Marga Prohens, ahora presidenta, asegurando que las camas elevables «eran la mayor tontería en política turística de los últimos tiempos», y temen un retroceso cuando todavía esos somieres que les permiten hacer camas derechas, en lugar de encorbadas, son todavía una quimera para una gran mayoría de mujeres empleadas en el sector. Una de las tareas más duras de ese trabajo ordenando y limpiando habitaciones es levantar los colchones y arrastrar camas para encajar las sábanas y que las colchas queden estiradas y perfectas. La siniestralidad laboral de este colectivo viene sobre todo por ese sobreesfuerzo postural, que causa trastornos músculo-esqueléticos y patologías de la espalda.
La Ley Turística de 2022 contempla una implantación progresiva de las camas elevables, este año empieza por los hoteles de 4 y 5 estrellas, que deberían tener al finalizar 2023 entre un 20 y un 30 por ciento de sus camas de este tipo (20 % los 4 estrellas, 25 % categorías de 4 estrellas superior y un 30 % los 5 estrellas).
El cambio total debe completarse en 2028
Las empresas con varios establecimientos aplican ese porcentaje en el conjunto de sus camas y una cadena puede cumplir la norma y concentrar los nuevos somieres en solo uno de sus hoteles. El cambio en su totalidad, según la ley, debe completarse en 2028, cuando el cien por ciento de las camas de los establecimientos hoteleros de Balears tendrá que ser elevable, si no hay cambios en la normativa.
Algunas empresas que muestran su interés en introducir esta mejora también se están encontrando con problemas de suministro, tienen camas compradas y no se las sirven, es mobiliario con un sistema homologado de elevación y hay problemas con los proveedores, explica el secretario general de CCOO en Menorca, Antonio Soria. Sin embargo, el sindicalista opina que «hay empresas que están esperando a que se suprima esta obligación, que sea voluntario, pero entonces no lo va a hacer nadie y es necesario, para evitar lesiones en la espalda y los brazos de las trabajadoras», afirma.
CCOO está a la expectativa de «ver hacia dónde tira este nuevo gobierno», afirma Soria, quien además destaca la medición de la carga de trabajo como otra mejora que está en el aire. «No sabemos si la Administración va a seguir de acuerdo en hacerlo, estamos a la espera», apunta. Fijar el número máximo de habitaciones que puede limpiar una camarera de piso sin afectar a su salud «es un proceso complicado y lento, ahora se trabaja a destajo, tienen tantas habitaciones y las tienen que acabar, hay limpiadoras que deberían acabar su jornada a las cuatro y salen a las seis de la tarde como norma».
Las subvenciones aún no se han pagado
El plazo para pedir las subvenciones del Govern destinadas al cambio de somieres se cerró el pasado abril y los hoteleros aún no han cobrado ninguna.Las ayudas, según informa la Conselleria de Turismo, están en proceso de instrucción y se prevé abonar las primeras subvenciones antes de que finalice el año y el resto ya en 2024. Las propuestas de resolución se harán por lotes y los empresarios que ya hayan hecho un desembolso en camas elevables y presenten sus facturas tendrán prioridad.
La línea de ayudas que abrió el anterior gobierno autonómico de Francina Armengol para reemplazar los somieres de hoteles dispone de 15 millones de euros a distribuir entre las islas, en función del número de plazas turísticas, y a Menorca le toca un 8,20 por ciento de esa cantidad, 1.230.000 euros.
La convocatoria se abrió en noviembre de 2022 y se cerró en febrero de 2023 con solicitudes de ayudas que sumaron 3 millones de euros, por lo que la entonces Conselleria de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, que dirigía IagoNegueruela, amplió el plazo hasta el pasado 28 de abril, para que más empresarios pudieran acogerse a estas ayudas. En el primer balance de la convocatoria, a 28 de febrero, se habían presentado 309 expedientes para sustituir unas 25.000 camas en hoteles de todas las islas. El compromiso del anterior Govern era destinar el dinero que sobrara a próximas convocatorias, para continuar con el proceso de renovación de mobiliario.
Estas ayudas provienen de fondos europeos NextGeneration, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y se dirigen a la compra de los mecanismos de elevación de camas, mecánica o eléctricamente, para la modernización y la innovación en la higiene y en la limpieza de los establecimientos de alojamiento turísticos.
El apunte
Empresas con un solo hotel y que acrediten reformas, eximidas hasta 2028
Los hoteles de categorías inferiores, de 1 a 3 estrellas, no deben contar con camas elevables hasta 2024 y en una proporción del 15 % del total de camas. La ley contempla una implantación progresiva entre 2023 y 2028 y las empresas con un único establecimiento, que puedan acreditar que hicieron reformas los años 2019-2020 y 2021, y que cambiaron al menos el 50 % de sus camas antes de la entrada en vigor de la norma, no están obligadas a implantar el nuevo sistema de somieres hasta 2028, en un cien por ciento. Los hoteles de mayor categoría, los de 5 estrellas, deberán tener la próxima temporada la mitad de sus camas elevables y, junto con los alojamientos de 4 estrellas superior, el 100 % en 2027.