Al nuevo gobierno del PP en el Consell le salen las cuentas. Pese a gestionar la institución en minoría y no haber podido aprobar el presupuesto de este año, se ha encontrado con una situación económica propicia para poder subsistir con un importante esfuerzo inversor a lo largo de los próximos meses.
El presupuesto de 2023 se ha liquidado con el superávit más alto de la historia de la institución, 46.341.804 euros. Nunca antes el Consell había cerrado un ejercicio con tanto dinero que le sobrase y que pudiera destinar a gastar e invertir más. De hecho, el saldo hasta 2012 acostumbraba a ser negativo.
El principal motivo de estas cifras es el bajísimo grado de ejecución de las actuaciones previstas durante el último año. Solo se han gastado 7,6 de los 45,8 millones de euros que debían destinarse a inversiones, lo que supone apenas el 16,67 por ciento del total.
El bajo nivel de ejecución de las inversiones es una constante en los presupuestos de estos últimos años, en los que apenas se logra concordar aquello que se ha anunciado y proyectado con lo que finalmente se realiza.
Pero también ha ayudado que, pese a haber aumentado el gasto corriente en casi 8 millones (y haberlo subido un 10,9 por ciento, hasta los 78,3 millones de euros), los ingresos corrientes (estables) de la institución hayan sido más altos que nunca: 99,2 millones, 18 millones (un 22 por ciento) más que en el ejercicio anterior. Solo el Ministerio de Hacienda ya le ha notificado una aportación de 17 millones de euros por su participación en los tributos del Estado.
Esto ha hecho que el Consell disponga de una liquidez considerable. Actualmente, tiene en caja 68 millones de euros y dispone de otros 5 por la diferencia existente entre las deudas pendientes de cobrar (20,2 millones) y los creditores a los que aún no ha pagado (15 millones).
Financiación afectada
El remanente total de tesorería asciende así a 73,2 millones de euros, de los que puede destinar ya a inversiones y otros gastos 46,3. Solo descuenta los cerca de 1,2 millones que asume que le costará cobrar y el exceso de financiación afectada por valor de 25,7 millones. Es decir, ya ha recibido este dinero para financiar diez grandes actuaciones que aún no ha podido ni empezar a ejecutar, pero cuyo dinero es finalista.
Es el caso de las obras del Plan de Sostenibilidad Turística previstas en la montaña de S'Enclusa (Ferreries), el puerto de Maó y distintas urbanizaciones, así como de la reforma del edificio del centro agrario de Sa Granja, la gratuidad y financiación de las mejoras previstas en el transporte público, y diversas actuaciones de sostenibilidad y eficiencia.
El histórico superávit no solo permite al Consell acometer nuevas inversiones sin el colchón del presupuesto de este año que no ha podido aprobar, sino que, también, le da vía libre para seguir gestionando sin que deba poner en marcha medida alguna de contención.
Tiene suficiente capacidad económica para gestionar la institución sin tener que pedir dinero a otras administraciones públicas. Cumple el principio de estabilidad presupuestaria y no precisa elaborar ningún plan económico y financiero.
El presupuesto de 2023, ahora prorrogado, marca la cifra más alta que haya gestionado el Consell. Las sucesivas modificaciones han elevado la cuantía global desde los 142,5 millones aprobados inicialmente a los 195'4 que llevaba contabilizados a finales del año pasado.
«Prudencia»
Pese a tratarse de unos datos «muy favorables», desde el área de Intervención del Consell aconsejan al gobierno insular que administre con «prudencia» la actual situación económica. De hecho, piden que se controle el gasto corriente para mantener la sostenibilidad financiera a medio plazo.
El equipo gestor comandado por el presidente Adolfo Vilafranca aún no ha decidido cómo va a repartir los 46,3 millones de los que ahora dispone para acometer las inversiones pendientes de ejecutar y proyectar otras nuevas. No obstante, se espera que en las próximas semanas dé a conocer la modificación presupuestaria correspondiente, que deberá llevar al pleno.
195 millones: el presupuesto que ha gestionado
Aunque el presupuesto asignado en 2023 ascendía a 142,5 millones, las sucesivas modificaciones por valor de 52,8 millones han elevado el importe a gestionar -con el presupuesto ya prorrogado- hasta los 195,4 millones de euros.
68 millones de euros tiene ahora en caja
El dinero líquido del que dispone el Consell, más la diferencia entre las deudas pendientes de cobrar (20 millones) y los creditores a pagar (5), arrojan un remanente de 73,2 millones. Pero el que finalmente se puede gastar e invertir es de 46,3 millones de euros.
16,7% de las inversiones se han hecho
La gestión del último presupuesto no ha sido en absoluto concordante con aquello que se había previsto inicialmente en los presupuestos. De hecho, tan solo se han gastado 7,6 de los 45,8 millones que debían destinarse a inversiones, lo que supone un grado de ejecución del 16,67 por ciento, que es del 26,81 por ciento si se tienen en cuenta solo las previsiones iniciales del presupuesto.
99 millones de ingresos corrientes
El Consell se asegura un ingreso permanente de 99,2 millones de euros, 18 más que el presupuesto de 2022, lo que supone un crecimiento interanual del 22 por ciento. Frente a esta cifra, el gasto corriente (estable) de la institución es de 78,3 millones.
El apunte
La baza del PP ante el bloqueo de los presupuestos
El informe favorable de Intervención y la liquidación del presupuesto de 2023 es el trámite que aguardaba el gobierno del PP para poder introducir las modificaciones necesarias y «adaptarlo», con el objeto de acometer las inversiones sin endeudar a la institución.
El bloqueo de la oposición al presupuesto de este año le ha obligado a prorrogar el de 2023, un impedimento que le hubiera limitado a la hora de invertir si no tuviera tanto dinero en caja y en disposición de gastar.
Esto le garantiza que, en caso de aprobar la modificación presupuestaria en el pleno, pueda seguir gestionando el Consell en minoría y sin necesidad de pactar de nuevo la entrada de Vox en el gobierno insular. Un balón de oxígeno político, al menos, para lo que queda de año.
El gobierno que preside Adolfo Vilafranca ya ha recurrido desde principios de año a modificaciones puntuales del presupuesto prorrogado para poder distribuir las subvenciones (ayudas nominativas) a las entidades o aprobar la subida adicional de salarios de los cargos públicos.
Vilafranca mantuvo negociaciones por separado con Vox, PSOE y PSM para intentar recabar los apoyos necesarios que le permitieran dar luz verde al presupuesto de 2024. Pero no acepta la condición de los grupos de izquierda de supeditar también la negociación al modelo territorial y la modificación del PTI, y no ha recuperado aún su confianza en la consellera de Vox, Maite de Medrano, para reincorporarla al gobierno.