Presumiblemente, no serán pocos los vehículos que acabarán en el desguace tras las tormentas. La clave está, por un lado, en el estado en que hayan quedado las unidades de control electrónico de los automóviles y, por otro, en si el motor aspiró agua estando arrancado.
Mecánicamente, un coche quizá «puede salvarse» si, a pesar de haberse mojado el motor, hay posibilidad de limpiarlo y secarlo, señalaba Francesc Benítez, presidente de la Asociación de Talleres del Automóvil de Menorca.
Lo peor es «si el motor estaba arrancado y sorbió agua; al no ser esta comprimible, se genera resistencia y se rompe la biela», lo que representa una avería que puede ascender «de 6.000 euros para arriba», estima el empresario.
La electrónica del vehículo
Si el motor se ha salvado, entra en juego la parte electrónica. «En un coche hay más de cincuenta unidades de mando» y suelen estar situadas por encima del medio metro de altura desde el suelo. «Si el agua llega hasta allí, hay que comprobar si se han dañado», algo que, en coches de diez años de antigüedad, es más fácil gracias a los sistemas de diagnóstico.
Será buena noticia si el ordenador logra conectar con las unidades, pero si no ocurre, habrá que valorar cuántas están dañadas y si compensa sustituirlas. «Según cuál sea, una unidad puede costar de 200 a 800 euros, o 1.200 euros en coches de alta gama». Presupuestos que «los seguros no suelen aceptar» y pagan el valor por siniestro total, concluye Benítez.